De libracos…
Cuando eres muy jovencito, aunque te guste la lectura, nunca olvidas lo abrumador que resulta tener por primera vez un “mil-páginas” entre las manos. Piensas “Dios, no sería capaz, esto es demasiado…”. Y te abstienes, por supuesto. Luego, cuando los años te han dado el hábito de explorar renglones, y la paciencia necesaria, te sonríes, por supuesto, rememorando el “pánico” de las primeras tomas de contacto.
Todo comenzó con un delicioso (al final) error. Yo era socio del Círculo de Lectores y cada dos meses debía hacer, como mínimo, un pedido. No me resultaba complicado elegir. En aquella época, “Galaxia Gutenberg” estaba sacando unas fabulosas ediciones de poesía, y así me hice poco a poco con una pequeña colección de obras completas de Cernuda, Alberti, Claudio Rodríguez o Edmundo de Ory perfectamente prologadas y comentadas además.
En una de las revistas-catálogo lo vi: Julio Cortázar. Obras Completas. Poesía y Crítica.
Un par de semanas después lo que apareció en casa fue: Julio Cortázar. Obras Completas. Cuentos. 1.100 páginas, por cierto.
Maldita sea. ¿Me había equivocado yo o se habían equivocado ellos? Como soy un pusilánime y un vago redomado para desfacer este tipo de entuertos, lo dejé tal cual en casa. A los pocos meses me mudé, y el libro de marras, que ni había abierto, también viajó en una caja de cartón, y volvió a empezar a criar polvo en su lomo en otra repisa distinta.
A estas alturas del post, los que ya conocían a don Julio estarán maldiciéndome y dedicándome todo tipo de improperios. Lógico. Pero yo aún no lo había descubierto, entiéndanme. Yo no sabía lo que estaba perdiéndome, lo que dejaba pasar, hasta que me dio por abrir el tocho, una noche de especial apatía y abulia en la que sólo me apetecía dormirme leyendo algo. Craso error. La mano que se hace gigante, el muerto que no lo está, el vivo que está muerto, las “mancuspias”, los ajolotes, el atasco interminable y surreal en la autopista del sur del cual nacen tantas vidas futuras (en el sentido literal y en el figurado…); “Reunión”, sobre todo “Reunión” (el Granma, Ernesto, Raúl y Fidel, escondidos y enmascarados, pero tan visibles… tan visibles…).
¿Sólo 1.100 páginas?
Saben a poco. A muy poco…
Cuando eres muy jovencito, aunque te guste la lectura, nunca olvidas lo abrumador que resulta tener por primera vez un “mil-páginas” entre las manos. Piensas “Dios, no sería capaz, esto es demasiado…”. Y te abstienes, por supuesto. Luego, cuando los años te han dado el hábito de explorar renglones, y la paciencia necesaria, te sonríes, por supuesto, rememorando el “pánico” de las primeras tomas de contacto.
Todo comenzó con un delicioso (al final) error. Yo era socio del Círculo de Lectores y cada dos meses debía hacer, como mínimo, un pedido. No me resultaba complicado elegir. En aquella época, “Galaxia Gutenberg” estaba sacando unas fabulosas ediciones de poesía, y así me hice poco a poco con una pequeña colección de obras completas de Cernuda, Alberti, Claudio Rodríguez o Edmundo de Ory perfectamente prologadas y comentadas además.
En una de las revistas-catálogo lo vi: Julio Cortázar. Obras Completas. Poesía y Crítica.
Un par de semanas después lo que apareció en casa fue: Julio Cortázar. Obras Completas. Cuentos. 1.100 páginas, por cierto.
Maldita sea. ¿Me había equivocado yo o se habían equivocado ellos? Como soy un pusilánime y un vago redomado para desfacer este tipo de entuertos, lo dejé tal cual en casa. A los pocos meses me mudé, y el libro de marras, que ni había abierto, también viajó en una caja de cartón, y volvió a empezar a criar polvo en su lomo en otra repisa distinta.
A estas alturas del post, los que ya conocían a don Julio estarán maldiciéndome y dedicándome todo tipo de improperios. Lógico. Pero yo aún no lo había descubierto, entiéndanme. Yo no sabía lo que estaba perdiéndome, lo que dejaba pasar, hasta que me dio por abrir el tocho, una noche de especial apatía y abulia en la que sólo me apetecía dormirme leyendo algo. Craso error. La mano que se hace gigante, el muerto que no lo está, el vivo que está muerto, las “mancuspias”, los ajolotes, el atasco interminable y surreal en la autopista del sur del cual nacen tantas vidas futuras (en el sentido literal y en el figurado…); “Reunión”, sobre todo “Reunión” (el Granma, Ernesto, Raúl y Fidel, escondidos y enmascarados, pero tan visibles… tan visibles…).
¿Sólo 1.100 páginas?
Saben a poco. A muy poco…
4 comentarios:
jojojo yo no recuerdo el primer tocho propiamente dicho q me leí, pero sigo sin perderles el respeto... :S aunq eso sí, yo a la q algo me aburre, lo dejo a medias, y sin sentirme culpable, oiga :D
cómo fue?? no te conectas!
Hey señor púgil, es la primera vez que le escribo un comentario desde que nos vemos por Molomazo, pero que sepa usté que ya me paso por aquí a menudo. Círculo de Lectores: Mi hermano era (no sé si ahora es) de Círculo de Lectores y yo acababa también pillando libros. Fuí un lector incansable hasta los 20 y pico. Después no leí más salvo algún libro de vez en cuando, pero recuerdo la época de Círculo de Lectores con simpatía, ya que te "obligaba" a leer para mantener el status de socio... o algo así... Saludos!
Señor Yayo!!! Todo un privilegio... A mí la verdad es que me molaba porque mi "agente distribuidor" era la madre de una buena amiga; pero como que lo ha dejado, y ya no es lo mismo... Siga pasándose por aquí a comentar, al margen de mantener nuestros debates "muchachescos" en el rincón de Furu... Saludos y buen viaje de vuelta a Madriz...
Natalia, mi conexión es una p--a m----a, pero ya sabes que las noches son las noches... Espero que el post de más parriba responda a tu pregunta... Bss.
::: yo es que tengo malas experiencias tanto con el circulo de lectores como con los tochacos ... ser del circulo lo herede de mi padre, pero he estado saliendo y entrando continuamente, al final desisti del todo ...
Sobre el tema de los libracos, el primer desencuentro lo tuve con Los Pilares de la Tierra, que no he vuelto a coger desde entonces, despues con Los Hijos del Grial, que idem de idem, y ultimamente, vaya ironia, mis ultimas lecturas han sido El Criptonomicon ( 3.500 paginas repartidas en 3 volúmenes ) y como no, las 6 primeras entregas de Dune ( a razón de unas 700 paginas cada una )... y ahi sigo...
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