De cuando empezamos a fumar en pipa...

Bueno... quizá en su momento me resultó hasta divertido. Gracioso, tal vez. Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, y hasta la distancia, puede que no fuera para tanto.

Hoy lo he recordado. Mientras me terminaba de poner el disfraz de humano y me calaba las gafas de sol graduadas antes de abrir la puerta y salir de la madriguera, con la sonrisa forzada que pareciera como de cómic de segunda mano... Ojalá hubiera estado aquí para poder explicárselo; pero supongo que ya es demasiado tarde. Este tipo de cosas es mejor hacerlas en el momento, en caliente... las justificaciones “a posteriori” siempre suenan demasiado falsas para quien las escucha. Injusto, a fin de cuentas...

¿Y si...? No, mejor que no. No funcionaría... nos conocemos demasiado bien... O tal vez... buah, menos aún... que no, Luís, que no... Olvídalo.

A “B” le pasó una vez una cosa muy parecida. Dios, todavía a día de hoy nos tronchamos de risa cuando lo recordamos, después de algunas cervezas. Lo que pasa es que las historias casi nunca se repiten, y menos aún cuando se trata de personas tan distintas y en situaciones tan radicalmente opuestas. Quiero decir que no es lo mismo cuando eres tú el que está al otro lado; entonces, imagino que no debe ser tan escandalosamente memorable...

El caso es que tendría que haber alguna manera de enmendarlo... sí, seguro... ¿pero cual? Ummm, si esto empieza a volverse obsesivo, entonces va a terminar convirtiéndose en un auténtico problema...

Igual pasa algo... no sé, igual las circunstancias se presentan propicias y, como el que no quiere la cosa... ¡zas!, la oportunidad ante tus mismas narices... la llamada de móvil que jamás esperarías, el encuentro fortuito que te pone la ocasión a bocajarro... no, no... quita, esas cosas sólo pasan en las malas películas (comedias, normalmente...).

Joder, joder, joder... ¿por qué me complico tanto? Mira, son cosas que pasan, son momentos especialmente desafortunados que también forman parte de esta salsilla de la rutina diaria. Tampoco hubo mala intención, Luís, seguro que ya se ha dado cuenta...

Supongo que es como fumar en pipa... armarse de paciencia y poco más...