De cuando se termina un año; o dos; o tres...
Murcia, 25/12/2006 06:30
Sonará el despertador. Con los ojos hinchados buscarás reconocer ese rostro
que te observa tan atrás desde el espejo, y descubrirás, mientras preparas un
té sobre el fogón, que has olvidado con qué soñabas diez minutos antes.
Te sentarás, una tarde soporífera de otoño, junto a tu abuela que mira al
infinito con una calma que no conoces. Rozarás su mano arrugada y le dirigirás
palabras torpes intentando ahondar en esos ojos ausentes que ven pasar algo
que no está ahí.
Tendrás amigos, entrarás en bares llenos de humo, beberás y conversarás y
reirás hasta quedarte sin aire, y en algún momento tras un sorbo o una calada
te encontrarás irremediablemente solo rodeado de gente a la que quieres.
Viajarás, te hermanarás con personas a las que no entiendes ni nunca
entenderás, desconocidos harán algo por ti y se esfumarán como un soplo
tibio, verás paisajes tan inabarcables que te provocarán dolor, y un día
contemplarás unas fotografías sentado en tu habitación mientras al fondo se
escucha el murmullo del tráfico y la ciudad.
Resistirás la noche y el desánimo y esperarás al momento en que luz y
tinieblas comiencen a desdibujarse mutuamente con la esperanza de que en la
transición un momento de vacío te deje vislumbrar algo detrás, quizá
esperanza, una certeza, cualquier certeza, algo.
Amarás a alguien sin ilusión, rechazarás a gente que cree que te necesita,
compartirás tus latidos y tus horas hasta dejar de saber quién eres, y te
preguntarás una vez más si alguna vez lo supiste, y lo apostarás todo con los
ojos cerrados contra un oscuro augurio de ausencia.
Recordarás, apretarás con fuerza los párpados y harás desfilar por tu mente
todo lo que fue, y todo lo que quizá pudo haber sido. Lloverá sobre ti la
nostalgia cuando menos lo esperes y por un momento vendrá, breve y rotundo,
el deseo de no haber nacido.
Y saldrá el sol, pasarán las estaciones, seguirás adelante con la única
convicción de que un día vendrá la muerte. Pero no hoy.
No ahora.
(PD: De “Fer”, insigne e ilustre redactor de “RÉQUIEM, la revista del diablo en su perspectiva”...).
2 comentarios:
mola sentirse vivo. es como estarlo
Exacto, es cómo estarlo.
Me gustaría excribir poemas cómo este.
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