miércoles, 2 de enero de 2008




LOS OJOS DE AMANDA

Es como mirar a un satélite
inabarcable desde el fondo de la lente.
Un fulgor caduco y una fragua,
a sabiendas,
de quimeras con piel de sapo.

Diplomática, hasta
amistosamente,
las dejamos sujetas al techo inabarcable,
hirsuto.

Y sólo el goce de la observación dosificada,
prescrita, nos convierte en algo más humano,
a la postre doliente, penitente...
Latente al cabo.

Es como la guirnalda tras la derrota:
una cicatriz también efímera,
pero testigo sordo.



1 comentario:

Desesperada dijo...

te recuerdo amanda, la calle mojada.... lalalala. bicos