miércoles, 7 de noviembre de 2007


De tácticas inmorales...

La avestruza vivía feliz en su secarral haciendo uso de su sistema, el cual le proporcionaba un estilo de vida cómodo, sin complicaciones, y cortado a la medida exacta que siempre había soñado...

Hasta que un día, el avestruzo más listo de la clase se acercó, sin previo aviso, y se la clavó bien clavada por el ojete, haciéndose camino por entre las plumas...

PD: Para ampliar información, un gran post del “Filósofo en paro” pinchando
aquí.

Autorrecordatorio: No sólo basta con repetirse una y otra vez que uno ha aprendido de los errores... También hay que llevar eso a la práctica.

1 comentario:

filosofoenparo dijo...

Vaya... gracias por la parte que me toca ;-)