domingo, 14 de octubre de 2007


De sábados...

Era absolutamente previsible el comentario de P justo tras subir las escaleras hasta llegar al piso de arriba del “Morrisey”:

- Joder, me sobran al menos quinientas personas de todas las que hay aquí, que ni las hay...

“A mí, sin embargo, sólo me falta una ahora al lado...” pienso-pero-no-digo, no menos previsiblemente. Sé muy bien a estas alturas que ciertos comentarios hay que dejarlos en lo más hondo de la caverna.

Pero como más sabe el pícaro por espabilao que por los años de escuela (espera, esto no era así, creo); bueno, pues eso, que poco tardamos a base de triquiñuelas y de codazos “amables” en hacernos con un sitio en plena barra, usando a B como escuadrón de avanzadilla y aprovechando su estratégico tamaño.

- ¿Sabes, Luís...? Para mí que esto de venir a la capital no compensa, tío... va a ser que nos estamos haciendo viejos. ¿Te sabes el último de las Torres Gemelas?
- No a lo primero y no a lo segundo, P. Cuenta, cuenta...

(Macabro pero ingenioso, por cierto).

(...) por besarte, por morder tus labios con tacto, por recorrer tu nuca con mi lengua y con mi nariz, para quedar “marcado” de por vida por tu olor natural, por tu saliva... por separarme de ti mientras toco tu pelo y mirarte fijamente a los ojos de color de almendra, oscuros, semiabiertos... (...).

Intento recordar dónde, en cual de las cartas que no le he enviado he escrito ese párrafo, y se me abre la boca inconscientemente y se me fija la mirada en una bicicleta oxidada que tienen colgada en el techo, como queriendo darle al lugar un toque... no sé, un toque ridículo en el fondo... “British” era la intención me imagino... afortunadamente para mí, y en estos días que corren, no lo consiguen.

Suena un blues y viajo 1.100 kilómetros en dos segundos, hasta Terrassa. Se acaba la noche, supongo, muy a mi pesar, aunque todavía estaríamos dos horas y media más por “el barrio”, y es que Stilldawn tocaba en el NYX, aunque no lo sabíamos. Toda una sorpresa: desagradable para P, que mantiene una enemistad abierta con el solista desde hace ya meses; indiferente para B, que ya comienza a bostezar pero no quiere cortar el rollo; agradable para mí, puesto que versionan (y muy bien) a Pearl Jam y, además, la camarera de la barra del entresuelo es ella, es mi actriz favorita, la que interpreta a Lola en la serie de Canal 2 Andalucía (nunca recuerdo su nombre real, ni falta que hace), y así puedo intercambiar un par de miradas cómplices con ella (como siempre que voy), dándole continuidad a una especie de juego que culminará cuando le pida a Salva y a Olga (dos de los protagonistas y amigos desde hace un tiempo) que me la presenten en persona. No hay prisa.

- ¿Sabes, Luís...? Para mí que nos hemos metido en un bucle y que vamos a tener que pegar un salto para dejar de andar en círculos. Así que sígueme, que yo voy detrás tuya... ¿Te sabes el del tartaja que asesora a matrimonios?

3 comentarios:

Desesperada dijo...

Luismi, Luismi, Luismi... si te apetece charlar un ratito en el msn avísame y quedamos una noche de estas que te veo tristón, melancólico y esto no es sano.

Luismi dijo...

Deses... cada día te voy queriendo un poquiño más... Gracias, pero por ahora me toca a mí solo desfacer este entuerto... mil besos.

Desesperada dijo...

desfácelo porque la melancolía, cuando se deja macerar mucho tiempo, se convierte en tristeza. y después de la tristeza no hay nada.