lunes, 15 de octubre de 2007


De cuando otra vez, otra putada...

Norifumi (“Norick”) Abe, de 32 años, murió la semana pasada al ser atropellado en Tokyo por un camión que efectuaba una maniobra antirreglamentaria en una carretera de doble sentido. Tras dejar el mundial de MotoGP, en el que debutó el 24 de abril de 1994, ahora corría el Campeonato japonés de Superbikes.

Ese día, con 19 años, se estrenaba como “Wild-Card” (piloto invitado) del equipo HRC, en el circuito de Suzuka, y puso en aprietos al mismísimo Kevin Schwantz o al genial Doohan hasta casi el último viraje, donde dio con su inexperiencia contra la gravilla (él mismo se partía de risa luego comentando la caída). En ese mismo circuito, casi una década después, moriría Daijiro Katoh en una curva siniestra apenas sin protecciones. Desde entonces, ya no se disputa ninguna prueba del mundial allí. Muchos llevamos en la moto, en el mono o en el casco (es mi caso) el dorsal “74”, en amarillo o azul (corría con el equipo Movistar) como homenaje a este simpático y risueño piloto que tantas madrugadas y mañanas nos hizo disfrutar.

De Abe recordamos todos esas impresionantes melenas sobresaliendo de su casco; su cara de niño malo e inocentón en el podio, lugar que visitaba frecuentemente; su forma de pilotar tan especial, levantando y doblando el cuerpo como casi nadie lo hacía.

Su accidente y su posterior fallecimiento apenas han tenido repercusión mediática. Yo mismo, aficionado a las carreras, me he enterado al ver el minuto de silencio que todos los pilotos, mecánicos, etc. (habitantes del “Pit Lane” en general) le han dedicado en Philip Island este fin de semana (aunque bien es cierto que los medios digitales deportivos como “As” o “Marca”, además de numerosas web dedicadas al mundillo de la moto, sí que se hicieron eco desde el primer día; en fin, ha sido una semana ajetreada, admito que no las he visitado mucho).

Que Katoh muriera dentro de la carrera, en el fragor de la carrera, entraba dentro de lo “normal” (lo que no quita que las medidas de seguridad del circuito fueran tercermundistas; pero ya se sabe: “nunca pasa nada, hasta que pasa”...). Todos lo lamentamos y lo seguimos lamentando. Pero es así: si nos gusta el mundo del motor, el de la competición, tenemos que estar dispuestos a asumir un plus de riesgos; es lo que hay.

Pero Abe ha muerto encima de un scooter, en una carretera normal, en un trayecto rutinario. Abe no estaba “haciendo el cabra”, y aún así su muerte engrosará las estadísticas de los moteros/as en las que todos/as entramos en el mismo saco, las que sirven en Japón, en España o en cualquier país para seguir demonizando nuestra figura, para gravarnos en el precio de los seguros, para endurecernos el acceso al Permiso de Conducción, para perseguirnos en controles de velocidad o de Inspección Técnica. ¿Cuántos de nosotros “nos matamos” y a cuántos “nos matan”? ¿Por qué nadie piensa en nosotros a la hora de pintar las marcas viales con cualquier tipo de esmalte deslizante, sin tener en cuenta que nosotros sólo llevamos dos ruedas y bastante más estrechas? ¿Por qué se empeñan en seguir instalando los guardarraíles-cuchillas cuando es tan fácil y barato sustituirlos, al menos, en los nuevos tramos?

Nos movemos de una forma más limpia y ecológica, contribuimos a descongestionar el tráfico rodado, a paliar el problema de aparcamiento en los núcleos urbanos. Creo que no es demasiado pedir que se deje de hostigarnos en muchos sentidos (y una aclaración: a los cabestros, a los imbéciles, a los descerebrados: mano dura), y que se invierta un poco más en prevención y en mejorar nuestra red viaria. Pídanlo, señores de la Dirección General de Tráfico; pídalo, señor Rubalcaba... pidan una aportación económica voluntaria si ustedes no llegan (o no quieren llegar) con lo que tienen en las arcas. Se van a sorprender de la cantidad de usuarios de motocicleta que van a donar, benditos, los pocos o los muchos cuartos que puedan. Pero muevan ficha, ostias ya, muévanla ustedes primero, que ya les va tocando...

PD: Descansa en paz, Norick.

PD2: También soy conductor de coche (o de “lata”, según se mire y según el argot). No quiero que nadie que no tenga moto se sienta molesto por este post. La carretera y las calles las usamos todos, manillares o volantes, peatones o pasajeros, y todos sufrimos los mismos problemas en el fondo, aunque no en la forma. Es una apuesta común por la mejora, un mismo objetivo. Seamos cautos, por favor.


1 comentario:

Anónimo dijo...

uala! no me había enterado de lo de abe! de más joven era bastante aficionada al tema y siempre me pareció muy simpático. pues vaya :_______