
Como una cadencia inusitada en
el salto de las cucharillas, y
como una melodía de vapor, un arrullo
(como de depresión anticipada)
barnizando los espaldares crujientes de las sillas.
Como una voz lisiada que todo lo quiebra, al fondo.
Como el guía bicéfalo y su esfera de agujas imantadas,
surcando el espesor tras las huellas de la mascota...
Así; la lengua plateada gira en los pozos, tan hondos
como los surcos en las despensas de tu alma.
Se hace tarde, como siempre. Siempre es tarde...
A Q.
19/09/07
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