
LA CANÍCULA
Hay un aleteo incontestable, y un
insecto acaba de caer al agua y agoniza.
Nosotros sólo nadamos a contracorriente,
desnudos y abrazados. Nunca fuimos héroes
a los que rendir pleitesía y honores.
La orilla y el testigo de la desbandada
y miles de antenas que no detendrán su marcha.
A poco, llegará el planto desde los élitros ásperos,
pero jamás la oda. Jamás la oda.
Nunca fuimos vigías, nunca vimos nada más allá del cauce.
¿Qué curso ha de seguir el torrente ensoñado,
de qué fuente nacen las moléculas correctas,
qué puertos han de visitar para tomar las vituallas
que calmen la hambruna de mis navegantes?
Es un agua estancada que no purifica,
pero dormimos aferrados a la rama nacida de la deriva.
Arriba, en las baterías, nadie encuentra el descanso,
nadie halla, entre la angustia enconada de una paz de mamíferos,
el instinto subterráneo ni el mapa aéreo.
Te pierdo donde divergen las corrientes.
No hubo silencios ni vetas en la travesía, ni los vapores
delataron nuestra presencia prescindible de náufragos
que nunca bracearon, porque nunca fuimos héroes
ni estuvimos asidos por nuestras almas.
Jaén, 28/07/07
1 comentario:
qué bien te ha sentado jaén, jodío...
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