(A los "enfermos" lo que les pasa es que tienen un problema en los neurotransmisores... a los "enfermos" lo único que les salva es la medicación... bla, bla, bla...)
El “problema” de los neurotransmisores…
- Reparar la guitarra de un amigo-cuasi-hermano, y no parar hasta terminar, sea cuando sea, porque no hay nada más importante en ese momento, y porque su gesto, su sonrisa cuando la reciba, permanecerá ya indeleble.
- Reparar la guitarra de un amigo-cuasi-hermano, y no parar hasta terminar, sea cuando sea, porque no hay nada más importante en ese momento, y porque su gesto, su sonrisa cuando la reciba, permanecerá ya indeleble.
- Releer, releer (revivenciar, re-llorar) los poemas, las cartas, para convencerte de que tú, sí tú, eras tú y no otro/a… Tú… Y que lo sigues siendo.
- Escuchar esa cinta donde grababas con un micro casero el que sería, de mayor, tu programa de radio, con tus colegas. Tal vez escuchar el programa real, porque ese fue uno de los pocos sueños que hiciste realidad a fin de cuentas…
- Saber y poder mandar a alguien al puto carajo, vehementemente, sin usar necesaria y estrictamente las palabras “vete-al-puto-carajo”, porque es un parásito que te chupa la energía… y no te sobra. Y ya está bien.
- Prender una “hoguera controlada” dentro de la papelera mientras te cagas de la risa, porque te imaginas qué se imaginarían si de verdad pudieran imaginarse lo que está ardiendo dentro…
- Bajarte a la playa de noche y nadar desnudo/a, junto a la orilla, y dar un grito bajo el agua hasta que te zumben los oídos y te pique la garganta.
- Escribirle, medio “zombie” (y quién no…) a tu amigo/a un par de líneas cuando te vas a luchar contra el descanso-obligado y políticamente-correcto, porque le quieres y porque tus últimos tecleos son para él/ella… (gracias, "Princesa"…).
Ésto sí nos “salvará”, C… claro que sí… ésto.
Ésto sí nos “salvará”, C… claro que sí… ésto.