CICLO
Yo quiero decirle adiós a algo
que se aleja con la promesa de
retornar cuando no es bienvenido y
cuando nadie lo espera; nadie…
En su periplo de desmayos inocentes me toca la espalda.
Pero no existe.
Y es ese al que veis con la mano sujetando algo
que nadie antes enjauló. Es ese, que otea. Yo.
Yo con el rubor y la vergüenza, sintiéndome
descubierto y cubierto por un “adiós” impronunciable,
despidiéndome de un “adiós” sordo
con un “adiós” inaudible…
Pero no existe.
Ni la ventana por donde le vieron la espalda, desandando.
La espalda, ese calor, esa palmada que se arremolina…
ese abrazo de bienvenida; que regresa…
23/07/09