BASURA HUMANA...
Cuando trabajas en un ambiente tan lleno, tan impregnado de “política”, una de las primeras cosas que aprendes de tus mayores es la de saber ser agradecido con la gente que te ha puesto ahí. Porque siempre es un error (siempre) pensar que solo, única y exclusivamente, tú atesoras todos los méritos de tu particular “escalada”.
En este sentido, yo le debo mucho a mis anteriores jefes, a la inmensa mayoría de mis compañeros más veteranos y, por supuesto, a mi propia familia.
Pero necesito hacer una importante extrapolación y llevarme casi todo lo del párrafo anterior al terreno de lo personal, y extirparlo del “profesional”...
Algunos y algunas lo considerarán obvio, lógico. El que “nosotros solos no hemos llegado a ser como somos”, que alguien nos ha tenido que poner ahí y así... Pero llega a sorprender cómo todavía quedan alimañas humanas, BASURA GENÉTICA que no.
Que un primogénito abriría sus puertas, su corazón, sus brazos y hasta su cartera si un hermano sufriera; que un hijo dejaría TODO lo que estuviera haciendo para ayudar a su padre moribundo a morir dignamente; que un sobrino o un nieto sacaría su mejor cara para agradecer el gesto de su tío o de sus abuelos... Que un empleado al que su capataz ayudó a salir del pozo (confiando ciegamente en él cuando la confianza costaba un esfuerzo soberano) ahora sólo tuviera buenas palabras para él y un ofrecimiento recíproco... son comportamientos que, en un mundo no-tan-ideal, deberían estar arraigados en el código genético de una mínima y necesaria súper-mayoría de los mortales.
Y no. Y un día haces una llamada telefónica, presa de la nostalgia y de la curiosidad sana. Y resulta que no. “Tú no tienes la culpa de nada, tú lo hiciste bien, Lluis. Ni siquiera con los que lo hicieron aún mejor, ni siquiera con ellos es distinto; incluso es peor... pero lo pagará, tranquilo. En esta o en otra. Si no lo está pagando ya...”.
Basura. Algunas personas son basura. Y ni un rayo de esperanza de reutilización, de reciclaje las alumbra. Basura incinerable, destructible. No aprovechable... Basura que sólo mancha y lixivia, y vierte podredumbre... Basura.
Y no, no sirve con alejarse del mal olor, que se te adhiere a la piel y ya no hay manera de sacárselo de encima... Basura.
PD: Algunos dicen ahora que “me libré de una buena...”. Pero, a ellos, ¿cómo les libraremos de ella?
Cuando trabajas en un ambiente tan lleno, tan impregnado de “política”, una de las primeras cosas que aprendes de tus mayores es la de saber ser agradecido con la gente que te ha puesto ahí. Porque siempre es un error (siempre) pensar que solo, única y exclusivamente, tú atesoras todos los méritos de tu particular “escalada”.
En este sentido, yo le debo mucho a mis anteriores jefes, a la inmensa mayoría de mis compañeros más veteranos y, por supuesto, a mi propia familia.
Pero necesito hacer una importante extrapolación y llevarme casi todo lo del párrafo anterior al terreno de lo personal, y extirparlo del “profesional”...
Algunos y algunas lo considerarán obvio, lógico. El que “nosotros solos no hemos llegado a ser como somos”, que alguien nos ha tenido que poner ahí y así... Pero llega a sorprender cómo todavía quedan alimañas humanas, BASURA GENÉTICA que no.
Que un primogénito abriría sus puertas, su corazón, sus brazos y hasta su cartera si un hermano sufriera; que un hijo dejaría TODO lo que estuviera haciendo para ayudar a su padre moribundo a morir dignamente; que un sobrino o un nieto sacaría su mejor cara para agradecer el gesto de su tío o de sus abuelos... Que un empleado al que su capataz ayudó a salir del pozo (confiando ciegamente en él cuando la confianza costaba un esfuerzo soberano) ahora sólo tuviera buenas palabras para él y un ofrecimiento recíproco... son comportamientos que, en un mundo no-tan-ideal, deberían estar arraigados en el código genético de una mínima y necesaria súper-mayoría de los mortales.
Y no. Y un día haces una llamada telefónica, presa de la nostalgia y de la curiosidad sana. Y resulta que no. “Tú no tienes la culpa de nada, tú lo hiciste bien, Lluis. Ni siquiera con los que lo hicieron aún mejor, ni siquiera con ellos es distinto; incluso es peor... pero lo pagará, tranquilo. En esta o en otra. Si no lo está pagando ya...”.
Basura. Algunas personas son basura. Y ni un rayo de esperanza de reutilización, de reciclaje las alumbra. Basura incinerable, destructible. No aprovechable... Basura que sólo mancha y lixivia, y vierte podredumbre... Basura.
Y no, no sirve con alejarse del mal olor, que se te adhiere a la piel y ya no hay manera de sacárselo de encima... Basura.
PD: Algunos dicen ahora que “me libré de una buena...”. Pero, a ellos, ¿cómo les libraremos de ella?