miércoles, 16 de enero de 2008




De (presuntas) obviedades...

Doy absolutamente por sentado que todos y todas los que nos movemos, escribimos y leemos por aquí somos personas tolerantes, lúcidas y con la mente abierta... Por eso lo que voy a escribir ahora va a ser, seguramente, la perogrullada del siglo:

TODOS LOS POETAS (O POETISAS) NO TIENEN POR QUÉ SER HOMOSEXUALES...

Hace unas semanas, un canal comarcal de TV me hacía una entrevista-reportaje de unos quince minutos, dentro de una sección que ellos han llamado “Vientos del Pueblo”, dedicada a dar a conocer a los creadores y creadoras de versos de la zona. No sin sorpresa, compruebo que soy el único “varón” menor de 30 años al que han filmado y, para colmo, el resto de los “chicos” son personas mayores que hacen una poesía un tanto “folklórica” o “popular”, mientras que yo me erijo como el abanderado del surrealismo... Matices aparte, quedó muy digno y muy bien editado (gracias a Cintia y Norberto, magníficos profesionales). Si consigo comprimirlo a AVI o MPG, colgaré un extracto...

Los días previos, comentaba en el garito del café, con mi gente, que eso iba a significar mi “salida del armario literaria”, porque, aparte de envíos muy personales por mail o la gran excepción de este blog, poca gente de mi entorno sabe que escribo poesía desde hace doce años o que estoy trabajando en mi tercer poemario extenso y recopilatorio...

Pero lo que no suponía era que para muchas mentes cerriles, ese reportaje también significara una “salida del armario sexual”...




Ojo, y ESTO ES MUY IMPORTANTE MATIZARLO: A mí no me molesta ni me indigna, ni me supone ningún problema el que alguien pueda creer que yo soy gay. De hecho, el último año de carrera, cuando vivía con “el calvo” en un pequeño apartamento, todos los vecinos pensaron durante todo el curso que los dos éramos pareja y que mi ex era “la amiga fea que nos visitaba de vez en cuando” (lo juro). Y a nosotros, los tres, incluso nos divertía y nos parecía muy simpática la situación... A mí lo que me toca las gónadas es que, automática y prejuiciosamente, se asocie la sensibilidad literaria (especialmente en el caso de la poesía) o la musical (con determinados estilos) directamente con la condición sexual.

Lo pude constatar cuando, unos días después de la emisión, un camarero estúpido al que conozco de toda la vida evitaba mirarme a la cara y guardaba las distancias cuando me ponía las cervezas. Dudaba yo, y quise comprobarlo, así que, hablándole a P por lo bajini, pero asegurándome de que el muchachote me oyera, le pregunté: “Oye, P, ¿este chico no sabe que yo soy marica, verdad?” Supongo que eso vino a confirmarle definitivamente sus delirantes sospechas, y él, también para terminar de refrendarlas, me preguntó: “Oye, ¿tú no saliste el otro día en –tal canal- por algo de unas poesías?”. “Sí, soy yo... ¿te gustó?”. Ya no volvió a acercarse a aquella esquina de la barra en toda la tarde. Nosotros le seguimos el juego, divertidos, hasta que al final, P lo llamó y, con la sonrisa del que va a darle a otro una lección, deshizo la broma llamándole “gilipollas” (pero desde el buen rollo, conste).

Ahora viene lo polémico del post, creo: pienso que los medios de comunicación y muchos docentes han tenido gran parte de culpa en este condicionamiento, a lo largo de muchos años.

Lorca y Cernuda: maricas.
Gloria Fuertes: bollera.


(sólo por citar los ejemplos más patentes).

Antes incluso que su obra, en numerosas ocasiones, lo anterior es lo que se encargan de dejarnos muy clarito cuando se les cita. O tras su obra. O entre medias. Pero el jodido detallito nunca falta. Nunca. Y se remarca, ya lo creo que se remarca...

Se justifican (casi siempre) en el pobre argumento de que, sin mencionar estas preferencias sexuales “resulta imposible entender la magnitud y la trascendencia de su obra, y los avatares de unas vidas que deben pasar por circunstancias muy distintas a las del común de sus coetáneos, lo cual, directamente, se refleja en sus versos”.

Y una mierda pinchá en un palo, y me perdonan lo soez...

El amor es AMOR (homosexual o heterosexual), la nostalgia es NOSTALGIA, y una persona “desubicada” lo es por miles de motivos aparte de por su sexualidad. Es de esos grandes motores de la vida de lo que habla la Poesía (o, al menos, la buena Poesía), sin entrar en pormenores o en una “cotidianeidad” que la termine vulgarizando y no pueda elevarla hasta donde se merece.

En un encuentro de “Jóvenes Valores” que organicé con la colaboración del Ateneo de Málaga, leí un poema de la gran Fuertes, “Qué barullo en la herida”. La primera sorpresa para esos chicos fue, claro, el descubrimiento de que Gloria no sólo hacía poemas “pa los niños...”, como (mal) parece que ya ha quedado fijado en el consciente colectivo. La segunda, al preguntarles si les parecía un bonito poema de amor y contestar unánimemente que sí, se la llevaron cuando uno de ellos dijo en voz alta que había oído decir a su padre que Gloria Fuertes era lesbiana. “Sí. Y es un poema de amor de una mujer a otra mujer. ¿Os parece menos bonito ahora por eso?” La callada por respuesta... Me conformo con pensar que, desde aquella tarde, hay unas cuantas menos personas prejuiciosas por el mundo, y que valoran esos versos por lo que deben valorarse: por su belleza...

“La belleza, a veces, es casi lo único que importa...” (lo repito, de otro post, para terminar de fijar el concepto).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

::: totalmente deacuerdo, y no solamente en el ámbito de las letras o la música, en las artes en general no hay pocos ejemplos ... ahora bien ... visto lo visto ultimamente, lamento ser de la opinion de que en el arte de la danza, quitando algunos honrosos ejemplos, todos son tias ... cosa que no es obice para que nos guste, ojo ...

Jove Kovic dijo...

Cualquier cosa que escape al modelo patriarcal mayoritario, se reprime, se encaja en un estereotipo. Así, los hombres son guerreros, no poetas.

Desesperada dijo...

jejejejeje tranquilo, desde que me corté el pelo me preguntan mucho si soy lesbiana, imagínate qué reduccionismo