miércoles, 4 de julio de 2007



De cuando era el sexto día a las 23:59:59...

Dicen las beatas de mi pueblo (del pueblo de todos) que “Dios no castiga con cuchillos ni palos”. Dejando al margen mi ateísmo e incluso mi apostasía en el Obispado, pienso en esta frase como en una especie de metáfora sobre la predestinación o del orden universal, la equidad de los hechos o de las palabras, los eximentes o agravantes ante los que nos tendremos que ver en el último momento sublime...

Si Dios me hubiese castigado a mí, ese Dios hubiera sido andaluz o, cuando menos, de carácter mediterráneo (y que me disculpen los/as procedentes de otras zonas geográficas). Y es que no tuvo otra cosa en qué pensar el “gachón” al crearme que en otorgarme el papel de fedatario de la estupidez humana...

Sí, yo existo para demostrar al resto de la humanidad cómo se puede perder tanto tiempo, cómo se puede invertir tanto esfuerzo, cómo se pueden escribir tantas palabras, cómo se puede albergar tanta ilusión... mientras las almohadas y las sábanas siguen impolutas, mientras el buzón se llena de telarañas (reales o virtuales), mientras los sonidos mecánicos, electrónicos... no se prolongan. Y aquí sigo.

Pero hoy lo he visto claro; hoy he comprobado que mis esfuerzos pueden estar siendo recompensados... creo que algo está cambiando y he sido afortunado por poder verlo: presa del Síndrome “Pepe Colubi” (lean “El Jueves”) y, como hipnotizado por el efecto de una noche de julio especialmente calurosa y húmeda en Málaga, he caído rendido en el sofá sin poder hacer nada por zapear (el mando estaba demasiado lejos y yo demasiado “perro”). Ante mí, el enésimo capítulo de “Los Serrano”, y una de las escenas más bizarras, freaks y surrealistas que he tenido la ocasión de contemplar ante el aparato de marras: Antonio Resines (Diego Serrano en la ficción) teniendo que decidir, en la T-4, entre Jaydy Mitchel y Natalia Verbeke. México o Nueva York para pasar unas vacaciones supuestamente merecidas...

Vamos a ver, Dieguito (y no digo Antoñito, porque el hombre, dentro de su limitada capacidad actoril y su interpretación monopostura, simplemente se limita a leer un zafio guión)... la cosa está muy clara: entre Jaydy y Natalia, la cosa está muy clara: tú lo que llevas un subidón de hongos alucinógenos que no te cabe en las arterias cerebrales; tú no es que te vayas a ir de viaje, tú lo que estás ya es en un “mal viaje”, tío...

En el otro extremo, y en uno de esos intermedios interminablemente interminables, el último spot que mi adorado Clooney ha rodado para Martini... George ya ha sido humillado mientras le cerraban la puerta en las narices unas gachís de “estos tiempos que corren”; ya un “nota” le deja sin yate y sin chica (pero con el vermú y el perro) en mitad de una isla; y ahora una “torera” le sirve las gónadas congeladas de un astado, dejándole claras de antemano ciertas cosas sin necesidad de pronunciar palabra...

No sé... curioso... y esperanzador, no obstante...

Debía ser el sexto día, a eso casi de las doce de la noche, digo yo.

PD: Pa la Hermi...

1 comentario:

Desesperada dijo...

pues mira, que tienes toda la razón, ja ja ja , es muy alentador. george ataviado de clark gable está total, ja ja ja