Caladas...

Una de las cosas que más voy a echar de menos no volver a ver, es sin duda, tu imagen liando un cigarrillo. Por estúpido que parezca. Tu forma de coger el montoncito, de acomodarlo en el papel que casi siempre cortabas de antemano de forma tan sutil; y la lengua humedeciendo la goma para dar el giro final. El pulgar y el índice, de abajo arriba moldeando finalmente.

Desde que te conozco, en casa no falta nunca un paquete de “Cutters Choice” y una caja de filtros de “Rizla +”, y no son pocas las noches que, a solas, termino liando torpemente un par de pitillos para fumarlos cadenciosa y silenciosamente, mientras evoco y me castigo innecesariamente.

Yo querría haberme fumado un último cigarro, escupiendo disimuladamente las hebras mezcladas con ron. Un último “combate” de miradas, de pupilas incendiarias, de medias sonrisas francas y malévolas. Y un postrero abrazo que recargara el sistema inmunitario.

Pero el paquete se acaba, y ya quedan menos filtros. De nuevo. Y la visita al estanco de Reme se antoja urgente.

Que no se diga que yo no intenté “dejarlo”...