28
Por años me estuve preguntando si había algo más injusto y doloroso que el amor no correspondido. Un día hallé la respuesta: ciertos amores correspondidos.
Luego aprendí a desconfiar de aquellos que decían de sí mismos que eran fuertes, cuerdos, sanos y valientes, sin hueco para la vacilación.
Constaté lo certero de ese gran proverbio que dice que debes procurar tener cerca a tus amigos; pero aún más a tus enemigos.
Consideré lo prudente de aprender a olvidarlas, aún cuando juré no hacerlo aunque mil años viviera.
Me esforcé por escuchar (y no sólo oír) a los que trataban de inculcarme que no es el pez más grande el que devora al pequeño, sino el más rápido al más lento.
Supe dignificarme a mí mismo, y dejar de dar todo a quien no se merecía nada de lo que yo pudiese darle.
Abrí los ojos para poder ver dónde tenía las cicatrices y así lamerlas pausadamente, en lugar de quejarme porque me dolían.
En definitiva... me lo estudié, lo puse en práctica, tomé todo el aire que me cabía en los pulmones y me puse “colorao” antes que “morao” por retenerlo: “VETE A LA MIERDA...”.
PD: Y lo agustico que uno se queda...
Por años me estuve preguntando si había algo más injusto y doloroso que el amor no correspondido. Un día hallé la respuesta: ciertos amores correspondidos.
Luego aprendí a desconfiar de aquellos que decían de sí mismos que eran fuertes, cuerdos, sanos y valientes, sin hueco para la vacilación.
Constaté lo certero de ese gran proverbio que dice que debes procurar tener cerca a tus amigos; pero aún más a tus enemigos.
Consideré lo prudente de aprender a olvidarlas, aún cuando juré no hacerlo aunque mil años viviera.
Me esforcé por escuchar (y no sólo oír) a los que trataban de inculcarme que no es el pez más grande el que devora al pequeño, sino el más rápido al más lento.
Supe dignificarme a mí mismo, y dejar de dar todo a quien no se merecía nada de lo que yo pudiese darle.
Abrí los ojos para poder ver dónde tenía las cicatrices y así lamerlas pausadamente, en lugar de quejarme porque me dolían.
En definitiva... me lo estudié, lo puse en práctica, tomé todo el aire que me cabía en los pulmones y me puse “colorao” antes que “morao” por retenerlo: “VETE A LA MIERDA...”.
PD: Y lo agustico que uno se queda...
No hay comentarios:
Publicar un comentario