
SONETO PARA...
Que yo ya supiera el final de esta obra.
Que tú ya intuyeras mi letra pequeña.
Que llegara este eclipse de cajas negras
y señores doctos que roban las sobras...
Que anegaran las balsas de las estrofas
con el agua imposible de las estrellas.
Que en tu boca sellada por fin muriera
la disculpa extranjera que nos estorba...
Nada nos daba el sumo salvoconducto.
La paz. Sólo la paz se nos fue revelada
con lenguaje indescifrable: el reducto
de unas sílabas a la orilla entregadas,
obsequiadas con el eterno usufructo
de una poesía torpe y esquilmada.
1 comentario:
Magnífica como siempre y triste como muchas veces, de la mejor poesía que he leído.
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