lunes, 30 de julio de 2007


De cuando el “show must go on...”

Hace un año y medio me rompí (me rompieron) dos dedos de la mano izquierda. Anular y meñique. Fue un accidente muy evitable, y de nada sirvió llevar guantes. En aquel momento, yo formaba parte de un grupo de pop llamado “Sala de Espera”, junto a mi hermano y dos buenos amigos. Ese grupo se derivaba de uno anterior “Protegidos”, rockero por excelencia, y que subsistió, en dos épocas distintas, durante cinco años. Estábamos preparando material para una nueva maqueta y buscando medios para grabar cuando sucedió. Esto terminó de dar al traste con el proyecto, ya que mi rehabilitación iba para largo, y el proceso de hacerme zurdo se antojaba demasiado complicado.

Por otro lado, el primer traumatólogo que me trató, y tras haber sido yo víctima de un diagnóstico erróneo (no se dieron cuenta de las fracturas hasta un mes después, aunque no os lo creáis...), me espetó: “Muchacho, olvídate de volver a tocar un bajo o una guitarra en tu vida... mejor cambia a algo de percusión...”. Salí destrozado de aquella consulta... La única solución que me ofrecían era operar el anular (el meñique había soldado muy bien), que estaba roto por el nudillo y por dos sitios, para dejarlo “fijo” en una única posición funcional y que no doliera.

Unas semanas después, Rosa, mi fisioterapeuta, se cruzó en mi vida y su trabajo “psicológico”, su amistad y su apoyo, obraron el milagro. Ella insistía e insistía, e hizo todo lo posible para alargar un tratamiento que debía durar un mes y medio hasta casi cuatro meses. “Volverás a tocar, Luís, volverás a hacerlo... es más, empieza desde ya, aunque te duela; fuerza y adáptate, fuerza y adáptate...”. Le hice caso.

Hoy, un año y medio después, el dedo sigue roto (sí, en serio...). Se supone que la “soldadura” no se produce hasta pasados los dos años. Pero yo puedo girar el nudillo más de noventa grados. Y puedo volver a hacer fuerza con el dedo durante un tiempo más que razonable.

Ayer fue el gran día. Ahora, vuelvo a tocar en un grupo de rock andaluz llamado “Sin Rencor”, con otros cinco buenos amigos. Hace casi un mes grabamos nuestra primera maqueta, durante todo un fin de semana, a puerta cerrada (ver foto). Y anoche fue la gran prueba de fuego, en Árchez, en un escenario, con público, en el más riguroso de los directos. Sencillamente increíble. Simplemente inolvidable. No sé si conocéis la sensación, ya sea tocando, interpretando o dando un mitin, qué mas da... Ésta tiene además un valor añadido: el regreso de un musiquillo aficionado al que un traumatólogo gilipollas sentenció precipitadamente; el fruto de más de un año de trabajo, y de muchísimas lágrimas de dolor y de rabia recuperando un simple nudillo.

Si yo he podido, todos podéis, eso es en el fondo, lo que quiero decir en este escrito...

Gracias, Antonio, Juanma, Platero, Rubén y Mario por contar conmigo.
Gracias, Rosa y Bea, por vuestro trabajo y vuestro ánimo infinito.
Gracias, Carlos, por prestarme el magnífico bajo que tantas alegrías a ti también te ha dado y te va a seguir dando.
Gracias, Isabel, porque tú sí que sabías que lo de anoche iba a terminar llegando.

(PD: Si alguien quisiera escuchar la maqueta, no tiene más que pedirla y la mando...).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

::: espero que al final no te hayas deshecho de aquel bajo del que me hablaste un dia ...

Luismi dijo...

Te está esperando...