domingo, 3 de abril de 2011


LEER A LOS/AS QUE ESCRIBEN SIN GANAS…


Un mes desde la última entrada. Ya me vale… Pero, ¿qué puedo hacer?

Se que hay personas que de cuando en cuando ojean esta página (algunas no lo admitirán ni bajo tortura…), y que asimilan su frecuencia de actualización a mi estado de bienestar. Sequías de un mes (hasta de dos a veces) encienden las luces de alarma…

Craso error.

Para lo que no tengo disculpa alguna es para las “otras sequías”, las que se salen del ámbito público, las del Hotmail o el Gmail, para las del teclado del teléfono móvil, para las de los folios de papel; pero eso es otra historia.

Alguien apuntó alguna vez, en un potencial “Decálogo del Blogger”, que “… si no tienes algo interesante o nuevo que escribir, algo que aporte o te aporte algo… no escribas”. Y esa es la simple explicación. Eso es todo.

Estoy mal-acostumbrándome a comprobar cómo esta norma de arriba está siendo masacrada sistemáticamente por supuestos/as “escribientes/as” a los que nadie (ni yo mismo, seamos francos) ha tenido el valor o la incorrección política de cantarle cuatro verdades a la cara.

No me malinterpreten, no quiero parecer elitista o soberbio con esto. Yo soy un maldito poetucho, y a mediocre no me “echa nadie la pata”, como dicen por mi tierra. Pero si publico lo hago desde la certeza y el absoluto convencimiento de que estoy dando lo mejor (aunque sea poco) de mí mismo en esos renglones o en esos versos. Y eso, cuando no es así, no sólo se lee, sino que se advierte y se nota. Como suelo rematar en muchas entradas, quien la lleve la entienda.

Carmen del Pino, en su ESCRITOENAGUA.BLOGSPOT.COM, escribe un post que titula “Escribir sin ganas” y, aunque el sentido difiere un poco de estas líneas, me quedo con este párrafo:

“Sin embargo, me ha pasado ya dos veces que me he puesto a escribir sin ganas, por compromiso…”

Tomémoslo como una valiosa señal de alarma, esa sí…

Y ya, para mofa y escarnio público (y gozo y alborozo interno, pues yo he disfrutado mucho, muchísimo garabateándolo en plena sierra), un poema de los rematadamente malos:

APUNTES PARA UN POEMA INTERMINABLE…

I

No termina de terminarse esta
molestia; este hormigueo en las yemas.
Este mirar de soslayo.
Este cruzarse de piernas; pero no de brazos.
No termina este repique, nunca cesa.

II

Estrofa segunda. Rima asonante
(si la hubo… invariable, constante…).
Un nuevo salto. El mismo verdugo
(imposible… implacable…).
Saludo. Aplauso. La tabla y los puntos
que no terminan de decidirse por terminarse.

III

Fin del viaje: del cable, por tanto.
Pregunta al aire y silencio, no obstante.
Habrá (seguro) un tiempo para acabar de terminar y terminarse.