Sequías… (again)
Aunque ha sido el film de Clint Eastwood protagonizado por Morgan Freeman y Matt Damon, “Invictus”, el que ha dado resonancia a este extraordinario poema (al alcance de la pluma/lápiz/teclado/bolígrafo de muy, muy pocos poetas), es necesario recordar que no fue Nelson Mandela su autor (como muchos tras el estreno han creído). Sí que parece verídico el hecho de que el revolucionario sudafricano se aferró a él durante sus casi 30 años de cautiverio para mantener intactas sus convicciones y su ya antológica fuerza de voluntad. A esta confusión en la autoría de los versos también hay que decir que contribuye la productora de la cinta (no quisiera pensar mal del señor Eastwood… o sí…) puesto que, aunque me he dejado los ojos en las letras de los subtítulos finales (y varias veces), no he acertado a ver el nombre del autor real.
No es otro que William Ernest Henley, poeta inglés del S. XIX (“Invictus” fue escrito en 1875 y pertenece a su poemario “In the Hospital”) que, y si nos fiamos de las pocas fuentes disponibles, fue el que inspiró el mítico personaje de Long John Silver, el pirata con pata de palo de “En los mares del sur”, genial obra de su amigo Robert Louis Stevenson. Henley, al parecer, pasó varios años en un centro médico de Edimburgo tras sufrir los últimos coletazos de una tuberculosis arrastrada desde su infancia y que culminó con la amputación de una de sus piernas.
Con el fondo musical adecuado, o incluso sólo con las circunstancias adecuadas, la lectura de este inmenso poema (no en extensión) no deja, o no debería dejar “indemne” a nadie, y esto es algo que además es común a la mayoría de las composiciones de todos los autores y autoras de esta época en concreto y de esta lengua, la anglosajona, en concreto…
Nota previa: habré visto como ocho o nueve traducciones distintas en tantas páginas de Internet, pero definitivamente me quedo con la de la película que, si bien no es tan literal, tiene mucho mejor ritmo y supone un noble esfuerzo por respetar la rima y la métrica originales.
INVICTUS
Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find, me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll.
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido; ni llorado…
ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado…
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años me halla
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
PD: En uno de los blogs en los que consulté sobre el poema, un “amiguete” del autor, tras colgar él el poema (también preguntándose por el autor), le comenta “¿pero es que te has vuelto GAYER ahora o qué????”. Nada más que añadir. Lamentable, como casi siempre…