lunes, 26 de octubre de 2009


BATÍN.BLANCA

Cuando nos escindimos y
tú te trasladaste a una molécula gaseosa
(yo colonicé una dosis tóxica).
Supongo que fue entonces cuando olvidaste
nuestro abrazo covalente
(y yo terminé de escribir las fórmulas inverosímiles).

Un gas noble. Un veneno inocuo.
Nadie elige el color, ni la probeta…
el matraz o la valencia. El pasado.

Cuando cambiamos de estado y
Decidimos contar con los dedos
y mancharnos de ácido la mascarilla.
Yo sé que entonces fue cuando supiste
de mi aquiescencia de soluto
desterrado al fondo de la jarra. Que no discute.

Una nota menor. Una cuerda templada.
Condenadas a besarse y
precipitar sobre una mesa
(cualquiera).