sábado, 19 de septiembre de 2009



TRAMO

Allí, en el extremo punzante
de unas flechas que no saben dirigirse; o
a lomos de una línea a la que el pulso tiembla.

Allá puedes encontrarme… con el regusto
férreo del roce de los labios pares, tuyos
(o el fulgor, aún, de las yemas. Impares. Nuestras).