viernes, 5 de junio de 2009


Del “por” y del “contra”…

El perdedor nato es, por pura y simple lógica, un osado.

Un perdedor jamás nadará guardando la ropa.
Un perdedor dice lo que piensa. Pero, además, piensa lo que dice.

Un perdedor profesional no teme apostarlo todo a una sola carta. Cuando no hay miedo a perder, tampoco lo hay a ganar. La muerte, la ruina, el rechazo… todo se redimensiona.

Un perdedor que sabe que lo es sale al mundo con la cabeza alta, porque cuando nada se espera, todo es bienvenido. Todo. El miedo no existe. Cuando el saco no tiene fondo, y no hay nada con qué llenarlo, tampoco es posible vaciarlo. No hay nada.

Por eso, me concedo un matiz importante, motivado por lo dicho y por lo que se dijo (por lo que dije): aunque el oponente acuda veloz (pobre miserable ignorante y estúpido) a anotarse una victoria segura cuando entra en liza; aunque crea que haya ganado (una vez más), es un craso error y cada vez más extendido pensar lo contrario de lo que ocupa el siguiente renglón…

No se atrevan, no lo intenten: jamás apuesten CONTRA un perdedor.
(Terminarán perdiendo).