miércoles, 17 de septiembre de 2008


La insoportable levedad del “troll”…

Primero empiezas a postear con relativa curiosidad. Ni siquiera sabes que estás “posteando”, ni sabes que cada uno de los escritos se da a llamar así: “post” (luego lo piensas en frío, y el anglicismo tiene hasta su lógica…). Un poco más tarde tomas conciencia de que eres un “blogger”, y hasta te empieza a gustar autodenominarte así. Conoces a otros y otras “bloggers” y te sientes parte de una “blogosfera” muy particular. La jerga se va ampliando: los “memes”, los “flogs”, los “podcasts”… y un día aparece en tu particular segunda vida un nuevo término que maldita sea la hora: te encuentras, en alguna bitácora, a un@ “TROLL” (eso cuando no has tenido la mala suerte de hacerlo en la tuya propia, claro, que eso ya es para nota…).

No creo que quede nadie, a estas alturas, que no sepa lo que es un “troll”, pero por si acaso…

Yo particularmente pienso que un@ “troll” es, a la blogosfera, lo que Rajoy a la oposición democrática en este país: un elemento completamente absurdo, innecesario, obsceno y absolutamente prescindible (y ya, por si quedaba alguna duda de mi ideología política o de mi militancia –que llevo a gala- pues queda despejada, vamos…).

Existe una tipología (por lo que he podido comprobar en mi corta vida como publicador-de-chorradas-que-a-nadie-le-importan) variada de ell@s:

- Por un lado, encontramos a las personas que, genéticamente, carecen de las capacidades mínimas de sociabilización y comunicación con las que la Biología Evolutiva, en mayor o menor grado, ha tenido a bien impregnarnos a los humanos en este arduo camino de espinas que es el levantarse todas las puñeteras mañanas. Me refiero con esto también a la incapacidad de entenderse o relacionarse consigo mismas, conste. Al intentar suplir dichas carencias, Intenné ha puesto en su camino un placebo divertido a la par que entretenido: los “comments” de los blogs ajenos. Amparados en el anonimato cobarde (algo común a todas las castas) y cómodo, nada como despotricar (da igual sobre qué) en el “cuaderno digital” de cualquiera que ose contradecir su particular visión del mundo, de la sociedad, en un vano intento de reafirmación y de autocomplacencia. Aelic@s, éstos son los menos “peligrosos”. Una buena terapia (o un buen polvo a tiempo) hacen reversible la dolencia (dicen).

- En segundo lugar, todo un clásico, los “trolls” bajo cuyo anonimato (o “pseudonimato”) se esconden las rencillas personales y particulares. Ese amigo o amiga (o al menos eso tú creías) que al día siguiente no dudará en dedicarte la mejor y más hipócrita de sus sonrisas; ese ex novio o ex novia (o su respectiva nueva pareja) que no para de escarbar en la mierda para que siga oliendo; ese fantástico compañero de trabajo que no para de hacerte la zancadilla y ha descubierto tu “guarida cibernética”. La característica más principal de estos personajill@s es que “pasan” olímpicamente de la temática del post en el que comentan, y cargan sus textos de indirectas o en ellos siempre aluden a otros temas “íntimos” o personales que sólo puede entender el blogger en cuestión y que al resto de internautas suele dejar cazando moscas…

- Menos frecuente pero también existente: el “auto-troll”, es decir, el autor que, para dar vidilla y animar sus posts, se autodescalifica también con el nauseabundo anonimato como bandera, para luego replicarse y, poco después, contrarreplicarse. Esto es más común de lo que parece, eh, y lo he visto con mis propios ojillos miopes… Los más refinados en este arte lo encumbran comentándose con nombres de usuario que, efectivamente, conducen hasta otros blogs que también regentan, eso sí, con una identidad falsa u oculta, con lo cual además de lograr “dinamizar” el primer blog, consiguen una publicidad viral muy efectiva de cara al segundo, obteniendo también en él un número de visitas considerable. Sutil artimaña que casi nunca se destapa…

- Y luego, como no (podría seguir listando más, pero no quiero hacer el post demasiado espeso), los “trolls” que habitan indefectiblemente en los blogs con mayor repercusión mediática, movidos por envidia o por puro fanatismo. Me refiero (y mi amigo Rafa podría dar una conferencia sobre esto) a los entrañables trolls de blogs como el de “Ezcritor” cuando estaba en “20minutos.es” a diario (se puede poner como ejemplo cualquier otra publicación informativa con bloggers fijos y sección propia) o de los blogs de opinión o de política (aunque aquí podríamos abrir otra brecha, otro tema y otro debate… ¿de verdad alguien se cree que el blog de ZP o el de Pepiño Blanco, el de Espe Aguirre o el de cualquier candidato a unas simples municipales, son escritos por ell@s mism@s? Vamos… aquí podríamos hablar de los “pseudo-chorra-blogs”, de su utilitarismo y su uso “vil” y, amigos, sé de lo que hablo, porque yo mismo he sido “negro” en uno de ellos; sí, lo admito… me estoy redimiendo… duró poco, eso sí…).


En 23 meses, me puedo considerar un afortunado: yo sólo he tenido la suerte de sufrir el “ataque” de dos “trolls”. Pero ha sido suficiente, y no pienso esperar al tercer@... En un ejercicio de autocontrol y paciencia, he recordado por qué empezó todo esto; y si hace pocas semanas, me sentía mal por cerrar temporalmente los “comments” porque creía que me estaba traicionando o que incumplía alguna regla no-escrita de la Blogosfera, pues mira, pues como que no.

Si nos vamos a la raíz (y recordando un gran post de mi gran amigo y gurú Dani H.), a la base, a las causas mismas y personales que motivan el hecho, el acto de la escritura (cuando no de la Poesía…), pues yo llevo ya más de quince años escribiendo y guardando todas esas “heridas” en libretas, en folios abrazados por pinzas, en discos duros más adelante… ¿acaso, como diría aquel, no es tan importante el contenido como el continente? Acaso sí, Dani, claro que sí. Acaso no. La Blogosfera, a la que acogimos entusiasmados y con los brazos abiertos, nos dio la oportunidad de, al fin, PUBLICAR. Pero, ¿de verdad que necesitábamos una “segunda opinión”? ¿No estaríamos buscando (nadie es perfecto) un superficialoide reconocimiento, un maná para el ego, abriendo la sección de los comentarios, “maileando” los enlaces a los posts, anunciando a diestra y siniestra la URL de la página? No digo que ninguno esté equivocado, hermano, que ninguno sea más “noble” ni que exista alguna jerarquía moral… Pero yo abandono esa parte de los posts; porque (¿recuerdas?) cuando eran los folios, cuando eran los cuadernos, simplemente nos los enseñábamos (voluntariamente, a quienes queríamos) y no esperábamos aceptación, ni crítica… nada.

Porque escribíamos para nosotros mismos, no para nadie… Porque (como tú mismo ya has dicho y escrito… quién sino tú, y de esa forma…), el folio en blanco era la “revolución”, y la patada en los mismísimos cojones al convencionalismo.

¿Por qué publicar entonces, por qué seguir añadiendo posts pues? Bien sencillo… porque aunque tú hubieses cerrado los “comments” en ese post tan revelador y tan ilusionante, yo lo habría podido leer de todas formas. Y esbozar esta sonrisa (aunque ni tú mismo lo sepas, ni necesites saberlo). Porque, quién sabe… quizás alguien encienda una chispa leyéndome a mí también (aunque no me entere, ni falta que me haga). Y eso era lo que pretendíamos cuando queríamos PUBLICAR (aparte de atender a la legión de futuras “fans” femeninas, jajaja… ni recordarás ya esas ensoñaciones de adolescencia…).

A partir de hoy, pues, no habrá ya más comentarios, aunque sí, por supuesto, más posts… Porque YO los necesito…

¿Cobarde yo, cuando llamaba cobarde al “troll” por su anonimato? No, amigos, no… Esto es mi “casa”. ¿Qué harían ustedes si un desconocido entrara en su propia casa, invadiera su intimidad y les agrediera, insultara o vejara? Pues que le echarían; a patadas. Que pondrían una cerradura reforzada y colocarían una “mirilla” para dejar entrar al hermano, al amigo, a las personas a las que quieren… sólo a ellas y ellos. ¿No?

En todo este tiempo he conocido a gente nueva maravillosa. Personas que nos hemos atrevido a cruzar el umbral. Hemos intercambiado direcciones personales de correo electrónico, o incluso teléfonos móviles… Gente que ha estado a las duras y a las maduras… Esa es mi “mirilla”. Si queremos decirnos algo, no tenemos que recurrir a los comentarios; no hace falta dejar que nadie se cuele por esa rendija… A vosotros y vosotras os sigo enseñando, siempre sonrojado en el fondo, mis “garabatos”; mis libretas; mis folios cogidos con pinzas. Si los queréis…

Pero no… jamás volverán a visitar esta bitácora comentarios maliciosos, palabras malsonantes, párrafos sin sentido… personas REPUGNANTES… Jamás nadie volverá a usar ese espacio para darse carta blanca y comentar sobre lo incomentable, opinar sobre otra cosa que no sea lo que está escrito en el post correspondiente (guste éste o no guste).

¿Egoísta? POR SUPUESTO. ¿Y quién que no sea el orgulloso “propietario” de un “blogspot”, de un “wordpress”, de un “blogia” no lo es? ¿Tirarás tú la primera piedra? La visita a un blog nunca ha sido obligatoria… jamás se debe olvidar esto…

Gracias ya por último, cabrón/a, por abrirme los ojos y recordarme de qué iba el asunto. Para mí al menos… Te borré el comentario porque tenía una falta de ortografía, no porque tuviera “miedo” de dejarlo expuesto. No te quito la razón en lo que dijiste, sólo que, por favor… a la cara, como los seres civilizados. Yo invito al café si quieres.