lunes, 15 de septiembre de 2008


INSOMNIS…

Uno abre los ojos y se percata

(de la llave de cuerda que, acaso siempre, llevó
adosada a los pulmones;
de las manchas de soledad fúngica que gobiernan
los tabiques huecos;
de lo injusto de no hallar su espalda
al alcance de la lengua; o del zumbido
insoportable de las voces de los muertos;
del ansia y del hambre de sed… del tiempo;
del tiempo, del tiempo, del tiempo…;
de lo posible y, posiblemente, de lo imposible;
de lo real y de lo cierto, de lo ensoñado… de lo fingido…
de las almas que uno ha dejado mendicantes en el camino…)

de la importancia capital de sobrevivirle a la vida.