miércoles, 19 de marzo de 2008

Querida Alicia, hija mía:

Quién sabe cuando o cómo leerás estas líneas... Quién puede adivinar lo que cualquiera de tus madres puede haberte contado de mí durante todo este tiempo en el que, supongo, yo no he sido más que una especie de fantasma (curiosa paradoja) para ti; algunas de ellas me habrán colocado la careta de “monstruo”. Otras, las que menos (me temo), habrán sido condescendientes con el vago recuerdo que de mí les queda... hasta puede que alguna te haya inculcado un vago sentimiento de nostalgia por el padre que nunca pudo estar a tu lado, en esa estancia que se repetía continuamente, recurrentemente en mis sueños, y en la que apoyabas tu cabecita en mi hombro y no parabas de hacerme preguntas que yo te contestaba con una calma inusitada que se me revelaba a tu lado, sólo a tu lado. Una, me temo que sólo una te habrá hablado de las canciones que siempre me hacían pensar en ti; y supongo que, cuando seas más mayor (aunque me concederé el privilegio de desvelártelo yo antes), te darán el título: “How to disappear completely...”. “I’m not here, this is not happening... That there, that’s not me”. No he sido nunca, te harán creer. Pero lo he sido siempre todo... por ti. Todo.

Alicia... me asesinaron una noche de diciembre... no fue cruel, ni dramático... no fue un mal recuerdo a fin de cuentas... no era una noche fría, como cabía prever. Hija mía, supongo que eres aún muy joven para entenderlo, siquiera para intentarlo. Pero llega un momento en la vida de un hombre como tu padre en el que, desgraciadamente, ve con demasiada claridad, vislumbra con una transparencia cruel, tirana, que la vida que hubiera deseado tener, la que imaginaba, en nada se parece a todo lo que le rodea. Llegó un momento en que ya sólo se podían derramar lágrimas por la distancia irreal que nos mantenía separados. En que no quedaba otra salida que huir químicamente, buscar senderos artificiales para intentar huir momentáneamente de un dolor que era cualquier cosa menos artificial.

¿Quieres, hija, que te pida disculpas por todo esto? Sé que serás lo suficientemente inteligente, lo suficientemente fuerte como para no recriminármelo en caso de que así no fuese. Viaja a la luna, “sail to moon” para intentar encontrarte conmigo y tal vez allí te lo explique (mamá recordará siempre esos acordes... debe hacerlo... mamá te explicará por qué sólo te hubiera podido dar “abrazos de agua”, y jamás otros...). Y entonces no querrás mis explicaciones; con suerte, sólo querrás tenerte a mi lado; sin palabras, sin justificaciones... Pero yo ya no voy a estar, mi cielo. Mi niña...

Ali, fue una noche de diciembre cuando me arrancaron de ti antes de que pudiera tener la oportunidad de acunarte y de sacarte, entre mis brazos, de los pozos sin fondo a los que te llevaban tus interrogantes inocentes, las que siempre imaginaba, pero sabía que existían. Porque existíamos, Alicia. Esa certeza era más fuerte que mi ansia de ir a buscarte; pero menos inmensa, lo siento, que el miedo de no encontrarte.

Y lo siento, mi luz... fui yo mismo quien les pidió que me extirparan de un mundo que nunca me entendió. Que nunca nos entendió.

Sólo quiero pedirte un último favor, hija: que no olvides jamás que tu nombre es Alicia; pero que te llamas “Lluvia”. Porque así lo quisimos. Porque llevas, en las letras de tu nombre, el de verdad, lo único que siempre estuve seguro de poder darte...

Te visitaré cuando duermas, cuando sueñes... cuando contemple, cuando me cerciore, orgulloso y sin que puedas advertirme, que pude hacer, al menos, algo bueno en mi vida: tú.

Te quiere, te adora,
Papá.

5 comentarios:

Luismi dijo...

Vosotras tres, me temo, sois las únicas... las únicas... necesito que estéis; es una llamada (a mi pesar), un tanto desesperada... ya me conocéis (por desgracia...).

Anónimo dijo...

demasiado...como decirlo, de estas cosas que sin saber porque sin conocer la real historia te hacen un nudo en el estomago y te aprisiona el alma, demasiado sentimiento, demasiada deseperacion...no te lo pienses una buena botella tinto un cigarro de la alegria un largo suspiro y vuelta a empezar.

animo luismi!

macarena

Anónimo dijo...

Lluvia ya es parte de todos y todas... este texto es tremendamente hermoso. Gracias!!!

Bel.

Anónimo dijo...

Aquí estoy, como la que acude a una llamada urgente.
Muy bonito post Luismi, aunque conociéndote y conociéndome habrá mil cosas que se me hayan escapado, espero que no.
Un beso,
Q

Anónimo dijo...

No puedo,ni podre jamas,imaginar si quiera un apice del dolor que este texto irradia.
Como dice macarena en su mensaje,no conozco la historia completa,quizas nunca la sepa.
Lluvia le llamaste y quizas un dia, como la lluvia,llegara a tu vida para refrescarla y crear rios de alegrias.
Acudo a tu llamada,(ya sabes quien soy),y siempre acudire.