miércoles, 20 de febrero de 2008

Estimada mía (3):

Es como aquella vez, en la barra de aquel bar. Es como cuando, sin que tú te dieras cuenta, yo veía a través de aquel espejo cómo estabas mirándome. Y entonces, tuve dos certezas demasiado claras: la primera era que ya no cabía en modo alguno albergar ningún tipo de esperanza. Porque tu mirada, lejos de ser hostil o forzada, era demasiado pura. Demasiado. La segunda era que, por mucho tiempo que yo viviera, ya no podría jamás olvidarte en aquella barra, olvidar aquel perfil, y esos ojos demasiado claros que me bombardeaban mientras hablábamos de cualquier cosa.

(Mi mano sobre mi rodilla, muy cerca de la tuya. Y yo deseaba que cualquiera de ellas se posara sobre la otra. Pero también el miedo. El miedo. “En el pecado va la penitencia...”; y se solapaba el eco de la frase de derrota con el “seguramente me lo merezco” de Mirem, ese que sólo el barman y yo apreciamos, y siempre nos intercambiamos miradas cómplices que desentonan con la indiferencia generalizada del local).

Es como cuando las noches se estiraban demasiado, pero con otras palabras y con otros sonidos y con las letras de otras canciones, y con los iconos entre los paréntesis. Nadie más, solos los dos (casi siempre); y tan desesperante al tiempo, tan insuficiente... Cómo imaginar que eso era todo... y que tras el todo no había ningún interludio hacia la nada.
Fue una noche, esta tan “viñetera” también. Todos saben que yo ya no soy el mismo desde entonces, que ahora es la hora de la era de las inercias. Tú también te habrás dado cuenta, supongo. Y crees no poder hacer nada. Y no te culpo. Nadie tiene la culpa.

(Mi mano sobre tu hombro mientras clarea y todo está tan húmedo que la tinta de los papeles sobre los parabrisas maquilla el cristal y lo viste para el viaje siempre tan corto. Nunca se sabe de qué hablar exactamente en esas situaciones. Yo creo recordar que tú me recordabas por enésima vez el nombre de un animal que yo ya casi podía acariciar sin haberlo visto en mi vida).

Es como ahora, cuando lo único seguro es que vamos a volver a ver otro día. Pero tan lejos... y tan cerca. Nada va a detenerse sin ti, sin mí. Tal vez sólo mi mal hábito de colocar algunas tildes donde no corresponden... Te debo una.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no podia aguantar la curiosidad. No esta mal, no esta nada mal. Pero mi comentario sobre todo es para modificar mi ultima R, cambio la R de Rezo por la R de Rebeldia, que creo que combina mas!! asi que la cosa queda como:

Reducir, reutilizar, reciclar y uno la rebeldia necesaria para pasar del sistema, de todos aquellos que creen que el cambio climatico es una mentira de unos pocos, para pasar de ser tan verde como tus "ecologetas" y a fin de cuentas rebeldia para ser uno mismo le pese a quien le pese.

Un beso luismi!!!

macarena