XVII
Calma. Silencio.
En silencio. En calma.
El niño hace girar la peonza, y
se revuelca en la grama.
La madre recoge los dientes
que se le pudren al mundo;
el padre se cura la sarna
en silencio, en calma.
Silencio. Calma.
En calma. En silencio.
El harapiento vasallo
se resiste a entregar el diezmo
que reclaman los roedores
que serpentean en los trasmallos.
Calma... fingida.
Silencio... extraño.
Calma. Silencio.
En silencio. En calma.
El niño hace girar la peonza, y
se revuelca en la grama.
La madre recoge los dientes
que se le pudren al mundo;
el padre se cura la sarna
en silencio, en calma.
Silencio. Calma.
En calma. En silencio.
El harapiento vasallo
se resiste a entregar el diezmo
que reclaman los roedores
que serpentean en los trasmallos.
Calma... fingida.
Silencio... extraño.
1 comentario:
Una maravilla de poema... o dos.
El color de tu rincón encaja con lo que escribes, hay una armonía en los tonos. Quiero decir que tu rincón dice cosas de tí que yo pensaba.
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