viernes, 23 de mayo de 2008


EL NADADOR Y EL ASMA

Yo también cruzaría a nado los ríos
infestados de carnívoros prejuicios
sólo por curar las heridas de Silvia.

Sólo por, una vez, mesar el cabello corto y moreno.

Porque nadie va a tender esos hilos, ni a
construir esos puentes en tanto que yo me recreo
en los monzones de mis pestañas.

Una brazada. Mil brazadas.

Yo también lucho por cada bocado de aire,
y golpeo los espejos en los que mi nariz
apunta a otro lado; y concilia el sueño.

Yo también pasaría las noches junto a su cama,
la paupérrima cama de tablones de Silvia.

Con el itinerario, cambiante, tatuando las sienes.
Con el punto de destino, inmutable, enquistado en la boca.

1 comentario:

Jove Kovic dijo...

Magnífico poema. Lo digo ya con cautela, el exceso en el elogio que caracteriza a la blogosfera me parece agobiante, y provocado su completa banalización - la del elogio-.