sábado, 6 de octubre de 2007


Del Método Científico...

Mi tío Julius, eminente “Palmólogo” y estudioso en sus ratos libres de la psique de nuestra insigne estirpe, afirma que todo se debe a una especie de virus malo-malo-malísimo que afecta sólo a los varones solteros de nuestra familia.

Llegados a determinada edad, el material genético de este invasor, que acaba de penetrar en nuestro organismo, comienza a producir ciertas sustancias que tienen una doble manifestación: por un lado, nos hace ser máquinas en apariencia externa perfectas (no especialmente apolíneos ni bellos, pero sí fuertes y con un aspecto relativamente imponente), pero totalmente corrompidas en su interior, con engranajes que fallan, piezas que se van aflojando, válvulas que se salen de su sitio y fluidos que no circulan a la velocidad adecuada. Por el otro, nos convierte en seres absolutamente giliposhas, enamoradizos compulsivos con tendencia a meternos en situaciones autodestructivas, a entregarlo TODO sin recibir ni un mísero diezmo y a sufrir unilateralmente en periodos de tiempo perfectamente cíclicos y con una cadencia milimétrica.

Otros efectos secundarios son, en algunos casos, la producción hormonal de determinadas moléculas con carácter magnético que nos hace comportarnos como auténticos “imanes” para atraer hacia nosotros a los ejemplares “hembra” más variopintos y dispares (eufemismos de bishos un poco rarillos).

Algunos, los que más, sostienen la teoría de que se trata de un mecanismo de selección natural muy simple cuyo último fin es el de impedirnos a toda costa la función de procreación y así evitar que nuestras muchísimas virtudes (y nuestros incontables defectos) se consoliden en la sociedad actual. Otras, las que menos, que somos muy dramáticos, exagerados y tremendistas (tengo un par de conocidas que ahora mismo probablemente estén asintiendo...).

Mi tío Julius, refutado “Palmólogo” y espectador de excepción (en sus ratos libres) del comportamiento del resto de insignes estirpes, es el único capaz de darte una palmada y echarle un par de risas al asunto. O como la Mabe decía en perfecto “spanglish”: “Quiting iron a la situation”. Con dos wevos, claro que sí... Qué arte mi tito, qué arte...

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