¿Quién es “Perico”?
Bueno, creo que ya iba siendo hora de hablar del púgil (éste sí en el sentido estricto) que aparece a la derecha de la página: PERICO FERNÁNDEZ CASTILLEJOS. Zaragozano de nacimiento y Campeón del Mundo de los Superligeros en septiembre de 1974, cuando aún no había cumplido los 22 años...
Perico es uno de esos héroes del deporte patrio de los setenta junto a Ángel Nieto, Orantes, Ocaña, Urtain o Fernández Ochoa. Su leyenda se enfatiza mirando atrás, hacia sus orígenes: niño huérfano criado en un hospicio que consigue burlar los golpes de la vida con otros golpes, los que le llevarían a debutar profesionalmente en 1972, cuando inició una carrera fulgurante y breve (el principio del fin comenzó en 1975, al perder ante Muangsurin en Madrid, intentando revalidar su título mundial). Hoy por hoy, se dice que “vive a tumbos” (como dice Antón Castro en su blog), en su ciudad natal, dedicado a su otra pasión: la pintura (que dicen que no se le da nada mal...).
Como anécdota, comentar que el disco de su paisano Enrique Bunbury, “Flamingo’s”, está dedicado a este antiguo habitante de los rings, de sonrisa franca y gran nobleza, como afirman todos y cada uno de los que le conocen.
El personaje de “Emilio”, que se nutre de varias personalidades y personas reales, liba y absorbe de la de Perico la interrogante de qué hubiera pasado, unos años después, unas categorías más, a miles de kilómetros más. Por otro lado, lo admito, me encanta imaginar al púgil ficticio andaluz con la fisonomía y los rasgos del maño de carne y hueso...
PD: Insisto, no soy aficionado al boxeo, pero cuanto más me documento e investigo sobre este “mundillo”, mejores historias personales me voy encontrando...
Bueno, creo que ya iba siendo hora de hablar del púgil (éste sí en el sentido estricto) que aparece a la derecha de la página: PERICO FERNÁNDEZ CASTILLEJOS. Zaragozano de nacimiento y Campeón del Mundo de los Superligeros en septiembre de 1974, cuando aún no había cumplido los 22 años...
Perico es uno de esos héroes del deporte patrio de los setenta junto a Ángel Nieto, Orantes, Ocaña, Urtain o Fernández Ochoa. Su leyenda se enfatiza mirando atrás, hacia sus orígenes: niño huérfano criado en un hospicio que consigue burlar los golpes de la vida con otros golpes, los que le llevarían a debutar profesionalmente en 1972, cuando inició una carrera fulgurante y breve (el principio del fin comenzó en 1975, al perder ante Muangsurin en Madrid, intentando revalidar su título mundial). Hoy por hoy, se dice que “vive a tumbos” (como dice Antón Castro en su blog), en su ciudad natal, dedicado a su otra pasión: la pintura (que dicen que no se le da nada mal...).
Como anécdota, comentar que el disco de su paisano Enrique Bunbury, “Flamingo’s”, está dedicado a este antiguo habitante de los rings, de sonrisa franca y gran nobleza, como afirman todos y cada uno de los que le conocen.
El personaje de “Emilio”, que se nutre de varias personalidades y personas reales, liba y absorbe de la de Perico la interrogante de qué hubiera pasado, unos años después, unas categorías más, a miles de kilómetros más. Por otro lado, lo admito, me encanta imaginar al púgil ficticio andaluz con la fisonomía y los rasgos del maño de carne y hueso...
PD: Insisto, no soy aficionado al boxeo, pero cuanto más me documento e investigo sobre este “mundillo”, mejores historias personales me voy encontrando...
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