De cuando el gato maullaba…
El mismo día en que los cuatro nos apuntamos a la autoescuela me llamó al móvil.
Funcionamos así: si se nos mete algo en la cabeza, lo hacemos. Somos como hermanos para estas cosas; como esos gemelos que enferman al mismo tiempo. De modo que los ocho nos presentamos casi al mismo tiempo al teórico del carné de moto (que aprobamos todos, por cierto).
Y aquella misma noche me llamó al móvil. No lo esperaba, aunque ya la semana antes me había mandado un sms diciéndome “Estaremos otra vez juntos antes de lo que te imaginas…”
Vino con otras dos amigas. El viaje había sido cansado, así que la primera noche apenas nos bebimos unas cervezas y cada mochuelo voló a su olivo. El día siguiente todos estuvimos juntos, y pasamos la noche en mi casa, tras habernos llevado una botella de ron canario con miel a la playa, unas velas y habernos bañado desnudos en el mar. Por la mañana, amaneciendo, cuando yo me había levantado de la cama, junto a V (que nunca me perdonará que no la besara, ni que la tocara, supongo… pero yo soy fiel a un imposible…), la vi sentada en el escalón de mi casa, en la puerta, con los ojos lagrimosos. Estaba mirando la mancha de sangre coagulada, la que un mes antes aún circulaba por las venas de mi brazo izquierdo y que no había conseguido limpiar todavía. Supongo que ató los cabos “mancha-cicatriz”… Me acerqué a ella y le di un beso en la frente, precedido de un “buenos días…”. Me miró y me dio una bofetada que aún me duele en la mejilla…
Luego, preguntó: “¿Te acostaste con ella el verano pasado, cuando vino, en agosto?”. No podía mentirle: “Sí. Y volvimos a vernos después. Y espero que vuelva a pasar…”.
Me dio otra bofetada y me pidió que las llevara a casa. Volvimos a vernos aquella noche, y al día siguiente. Pero todo había cambiado ya.
El gato murió envenenado una semana después.
Para septiembre, todos habíamos aprobado ya el práctico, y cuatro de nosotros nos compramos la moto y fundamos “Los Gorriones”. Le escribí un mail contándoselo, pero aún no me ha contestado. Eso sí, V me mandó un sms cuando estaba en el Hospital. Que chica tan maja…
El mismo día en que los cuatro nos apuntamos a la autoescuela me llamó al móvil.
Funcionamos así: si se nos mete algo en la cabeza, lo hacemos. Somos como hermanos para estas cosas; como esos gemelos que enferman al mismo tiempo. De modo que los ocho nos presentamos casi al mismo tiempo al teórico del carné de moto (que aprobamos todos, por cierto).
Y aquella misma noche me llamó al móvil. No lo esperaba, aunque ya la semana antes me había mandado un sms diciéndome “Estaremos otra vez juntos antes de lo que te imaginas…”
Vino con otras dos amigas. El viaje había sido cansado, así que la primera noche apenas nos bebimos unas cervezas y cada mochuelo voló a su olivo. El día siguiente todos estuvimos juntos, y pasamos la noche en mi casa, tras habernos llevado una botella de ron canario con miel a la playa, unas velas y habernos bañado desnudos en el mar. Por la mañana, amaneciendo, cuando yo me había levantado de la cama, junto a V (que nunca me perdonará que no la besara, ni que la tocara, supongo… pero yo soy fiel a un imposible…), la vi sentada en el escalón de mi casa, en la puerta, con los ojos lagrimosos. Estaba mirando la mancha de sangre coagulada, la que un mes antes aún circulaba por las venas de mi brazo izquierdo y que no había conseguido limpiar todavía. Supongo que ató los cabos “mancha-cicatriz”… Me acerqué a ella y le di un beso en la frente, precedido de un “buenos días…”. Me miró y me dio una bofetada que aún me duele en la mejilla…
Luego, preguntó: “¿Te acostaste con ella el verano pasado, cuando vino, en agosto?”. No podía mentirle: “Sí. Y volvimos a vernos después. Y espero que vuelva a pasar…”.
Me dio otra bofetada y me pidió que las llevara a casa. Volvimos a vernos aquella noche, y al día siguiente. Pero todo había cambiado ya.
El gato murió envenenado una semana después.
Para septiembre, todos habíamos aprobado ya el práctico, y cuatro de nosotros nos compramos la moto y fundamos “Los Gorriones”. Le escribí un mail contándoselo, pero aún no me ha contestado. Eso sí, V me mandó un sms cuando estaba en el Hospital. Que chica tan maja…
1 comentario:
se me ha puesto, iba a decir la piel, todo de carne de gallina. joder, joder, joder.
Publicar un comentario