“If you think this is over…”
La red patas arriba, humeante, vibrando… RADIOHEAD anunciaba el lanzamiento de un nuevo LP tras más de tres años desde la publicación de “In Rainbows” (que también fue objeto de comentario en este blog).
Se veía viendo venir desde finales del verano, cuando Ed O`Brien lo dejaba caer en una entrevista: “…a finales de año, a finales… está en el buen camino, está muy avanzado…”. Acabó el 2010, y nada. La impaciencia empezaba a hacer mella… Nuevos datos: Nigel Godrich, el productor con el que ya contaran en el mítico, estratosférico “OK COMPUTER” (gran reseña en el blog de Miguel, Dentro del Árbol…), vuelve a trabajar con ellos en esta ocasión. Bien, esto pinta bien…
Más novedades conforme van pasando los días: parece claro que “These are my twisted words” y “Give up the ghost”, temas que Thom empieza a sacar a la luz en los directos, van a formar parte del track-list definitivo. Buffff, la segunda todavía (está muy en la onda “Kid A”, si me apuran), pero la primera es electrónica pura, densa y dura, muy cerca de los “peores” cortes de la banda en los últimos trabajos de la banda. Desconcierto, en una palabra.
Llega el anuncio: si ya con “In Rainbows” la banda se descolgaba de “PARLOPHONE”, su productora, para poder sacarlo por su cuenta y en su web, al irrisorio precio de “dame lo que estimes conveniente por él”, con el nuevo disco que se llamará finalmente “THE KING OF LIMBS”, se optará por el modelo de precio cerrado (7 euros por la descarga en mp3, 9 euros por el formato wav), y estará listo para el sábado 19 de febrero. Expectación, nervios…
Vuelven a hacer una de las suyas, y todo se adelanta un día, y el viernes 18 medio planeta tiene ya el álbum en sus discos duros (algunos lo habrán comprado, otros lo han compartido en páginas de descarga…). En mi caso particular, está ya en mi reproductor de mp5 a media mañana del sábado, y sonando en un CD grabable, en mi coche, media hora después.
¿Cómo hablar de este trabajo? Lo primero es ponerme en contacto con mi imprescindible Miguel, para compartir una cierta consternación, moderada, cauta…
TKOL tiene 8 cortes, y su duración total apenas alcanza los 37 minutos. Algo nos hace pensar que han aprendido la “lección” desde la experiencia del “Hail to the Thief”, otro “largo-corto” que, por su concisión, resultó práctico, compacto y muy bien acabado. Pero eso es sólo una primera impresión. Debemos entender que, fuera de las presiones que impone una discográfica, no habría ninguna necesidad de sacar un trabajo “de trámite”, casi cuatro años después del último. Esta teoría la apoya la exclusión de cortes que habían estado siendo probados en directo (con gran aceptación), y que hubieran encajado bastante bien en el guión general del LP. Inexplicable entonces…
Mientras escucho y re-escucho el disco, buceo por Internet, leyendo, contrastando opiniones (en páginas que me ofrecen cierta credibilidad, claro…), y me sorprendo y me llevo las manos a la cabeza: medio mundo está elucubrando teorías agarrándose al pobre argumento (especulación, conjetura…) del título del corte número 8: “Separator”… y en una frase del estribillo, que se va repitiendo en loop: “…if you think this is over, then you are wrong…” (“si piensas que esto se ha acabado, estás muy equivocado…”). Para muchos está clarísimo: en unos días, la banda sacará una segunda parte de TKOL, o tal vez esta segunda parte estará disponible en el formato físico que se venderá en las tiendas a partir de mayo-junio.
Me parece excesivamente osada esta suposición. Débil, poco cimentada… aunque eso sí, no puedo ocultar mi deseo de que sea cierta…
Y es que TKOL, si bien no ha supuesto una decepción, sí que se ha quedado muy lejos de colmar, al menos, una razonable parte de las expectativas puestas en él por los más adeptos a la banda (entre los cuales me cuento). “Bloom”, su primer corte con rasgos de “free-jazz”, supone un inicio (en el fondo honesto) que sirve muy bien de avanzadilla al resto de lo que vamos a escuchar: electrónica densa (me repito), una percusión y una línea de bajo que, sin duda, harán historia (gran punto a favor: Colin y Phil están alcanzando su cenit como músicos, si no lo habían hecho ya), unas guitarras y teclados cuasi-testimoniales, y un Thom que sólo en “Lotus Flower” (corte 5) está excelso con las cuerdas vocales. Parece como si O`Brien y Greenwood hubieran salido a por tabaco y luego se les hubiera olvidado incluir sus pistas en la producción, para qué decirlo de otra forma…
Para mi gusto, sólo el corte 3, “Little by Little”, evoca a la banda que todos conocemos y conocíamos (a la que esperábamos ansiosamente), y esto es sólo por el juego de acordes empleados. Y, por cierto, si el clip de “Lotus Flower” no es una MOFA y una BROMA DE MAL GUSTO, intencionada, que me aspen y me trinchen a dos cuchillos…
“Codex” (corte 6), magistralmente unida a “Give Up the Ghost” (corte 7) se erigen como las mejores banderas (bandera, considerándolas un ente único) de TKOL. No todo iba a ser crujir y rechinar de dientes. Y el bajo de “Feral” (corte 4)… el bajo de “Feral”…
Hay quien ha dicho que “…si el futuro suena así, entonces no tenemos de qué preocuparnos…”. No puedo suscribir al cien por cien esto, lo siento… Leo Fender se partió la cornamenta desarrollando la guitarra eléctrica para algo. Rechazar y repudiar lo analógico, tan de golpe, me huele a demasiado radical y extremista…
Me quedo con un acertado (para mi gusto) comentario de “Hipersónica” (punto com), que viene a decir algo así como que “no se puede estar reinventando la rueda en cada disco de esta banda”, haciendo alusión a la exigencia que siempre demostramos los fans de los de Oxford.
Por otro lado, no es ningún secreto que Radiohead necesita un esfuerzo de digestión y de escuchas y re-escuchas para ir desenterrando pequeños matices y grandes emociones minúsculas. Todo esto, además, teniendo en cuenta que la interpretación en directo del disco aportará nuevos ángulos y recovecos que sin duda serán objeto de elogio.
Those were the times, my friend… those were the times…