miércoles, 3 de marzo de 2010


Con todo, resultó que lo peor de todo se emparentaba, estrechamente, con ese arte tan pura y sencillamente geométrico: la PERSPECTIVA. Nos sentimos tan ridículos al ver la luz, el antiniebla del que circulaba de frente, sin esperarlo…

Mirar hacia delante, con esa falsa seguridad que te da el cumplir las normas que ya te vinieron impuestas. Pero, hacia delante… sin perspectiva, sin profundidad, sin “cuerpo”…

Sin duda es lo peor. Quítame la escuadra o el sacapuntas; clávame el compás en los nudillos y frota mi goma hasta desintegrarla. Pero… la perspectiva. No, no sin ella. No.

Porque entonces… ya sabes.

(Sí, hablo de eso, de la “innombrable”, de la que “sólolaarreglamosentretodos”, que por cierto, el anuncio muy resultón… pero eso… ya sabes).