El cónsul…
¿Qué es la “Generación literaria de los 50”? ¿Y esos subgrupos que parecen conformarla como el “postismo” o “la escuela de Barcelona”? Francamente, ni lo tengo demasiado claro, ni me quita el sueño, en contraposición a otro grupo de personas que dan sentido a su vida (y lo harán hasta su muerte) peleando, discutiendo, incluyendo y excluyendo a autores de ese supuesto “movimiento literario”. Nunca entenderé o terminaré de entender esa afición del ser humano por la etiqueta o por el “pastoreo” de expresiones artísticas, valga esto para la literatura o para la música (hace poco, en una charleta de café de esas que ya no abundan, bromeábamos MAG y yo sobre cómo definirnos nosotros mismos, llegando al consenso de responder, si acaso llegara la pregunta, con un “yo no sé cuál es mi estilo… ¿y tú?”).
El caso es que, aunque parezca paradójico, a mí y ahora me resulta mucho más complicado escribir este post desde mi relativa “ignorancia histórica”. Currarme un artículo supuestamente-bien-documentado (documentación en Internet sobre ello es lo que sobra…), supongo que no aportaría NADA. Lo que voy a escribir tampoco, de acuerdo, pero desposeído de prejuicios o de influencias de “doctos”, el teclado resuena con más brío y con más soltura…
Viene todo esto, y muchos ya lo habrán adivinado, por el estreno, mañana en todas las pantallas de cine, de “El Cónsul de Sodoma”, el film de Sigfrid Monleón sobre la vida de JAIME GIL DE BIEDMA (Y AGUIRRE… era tío de la wonderfulosa Esperanza, presidenta de la Comunidad de Madrid y ex ministra, para vergüenza SUYA y escarnio del facherío patrio). Aunque ya Monleón avisa en la página oficial de la película que NO se trata de una cinta “memorialista” en sentido estricto, y que es más una “fantasía” sobre la poesía y el propio cine del que gustaba el gran poeta. A pesar de esto, digo, varios personajes que aún hoy sobreviven a Don Jaime no se han sentido muy a gusto al verse retratados en la historia. El pobre Barral (desaparecido en 1989, interpretado por un genial Josep Linuesa), Goytisolo o la malograda Bel (Bimba Bosé… sin comentarios) ya no podrán opinar, pero Colita (la famosa fotógrafa barcelonesa) o Juan Marsé se han mostrado algo “disgustados” y en distintos grados en los medios de comunicación.
Hace unos días, cuando escribía “Cala y Calada”, recordando a Carles Barral y su Calafell natal, sentí la imperiosa necesidad (y entronco de nuevo con el primer párrafo) de volver a tener en las manos todos los libros y antologías que poseo de poetas de aquella época. No me preocupaba de saber que tenía alrededor a un “movimiento” compacto de autores. Es más, ni tan siquiera veo un nexo de unión estilístico entre ellos (casi nadie lo ve, sean honestos, sesudos críticos…). Pero era maravilloso pasar de GIL DE BIEDMA a BARRAL, de ahí a CABALLERO BONALD, con una refrescante pausa en GLORIA FUERTES, para continuar con CARLOS EDMUNDO DE ORY y rematar, por ejemplo, con un bello poema del zamorano CLAUDIO RODRÍGUEZ… (no sigo citando para sortear la pedantería…). Luego llegó justo el trailer (aunque sabía que se estaba rodando y tal). Feliz coincidencia.
Si el tiempo, la autoridad y la economía lo permiten, no dejaré de ir a ver la película. Libre de prejuicios y sin ideas previas, por supuesto. Lo haré, sobre todo, por curiosidad en cuanto a la relación entre Gil de Biedma-Barral, el cómo se ha enfocado en el largometraje, y es que es una relación que me ha seducido desde hace mucho tiempo.
Barral, el heterosexual absoluto, marinero de barba atractiva, político (senador por Tarragona y europarlamentario por el PSC-PSOE en los 80), el editor que la España aún franquista de los 60 y 70 necesitaba para que entraran en nuestras bibliotecas Bryce Echenique, Vargas Llosa, Julio Cortázar (el “boom sudamericano”).
Y Gil de Biedma, el menos profuso en cuanto a producción de versos (por decisión propia), el homosexual, el “joven que vino a llevarse el mundo por delante” y al que tanto le costó asumir que dejó de serlo. El serio ejecutivo de la “Compañía de Tabacos de Filipinas” de día y el sibarita de los placeres de madrugada… Dos amigos que siempre se lo perdonaron todo, que se decían elegantes perrerías cuando mal-bebían, que se dedicaban versos el uno al otro, que cimentaron su camaradería a base de cultivar el arte de la conversación y “los ceniceros sucios”…
Dicen que “Bel” (Isabel Gil de Mora), esa musa de la “gauche divine” catalana, del “Bocaccio”, ese personaje que a veces pareciera que tiene más de leyenda que de cierto, esa “loca” de biografía disoluta, fue la única amante femenina de Gil de Biedma, y que cuando murió en un accidente de coche en 1967 marcó el fin de toda una época y, en cierto modo, la escasa producción literaria (al menos editada) de Don Jaime. Tras “Compañeros de viaje” (sí, lean en ese “compañeros” un doble sentido político y estarán en lo cierto…), “Moralidades” (vean ironía, teniendo en cuenta la época y el régimen franquista, y volverán a acertar…), sus dos primeras compilaciones de poemas, llegó el último: “Poemas Póstumos” (de Gil de Biedma a la muerte del propio Gil de Biedma… muerte literaria, se entiende). Los tres se engloban en “LAS PERSONAS DEL VERBO”, antología del propio poeta. En “Poemas Póstumos” habita uno de los poemas más “bellos” de la poesía hispana del siglo XX, “Conversación”, dedicado a Isabel, un año después de su desaparición, el cual transcribo como final para este post…
CONVERSACIÓN
Los muertos pocas veces libertad
alcanzáis a tener, pero la noche
que regresáis es vuestra,
vuestra completamente.
Amada mía, remordimiento mío,
la nuit c’est toi cuando estoy solo
y vuelves tú, comienzas
en tus retratos a reconocerme.
¿Qué daño me recuerda tu sonrisa?
¿Y cuál dureza mía está en tus ojos?
¿Me tranquilizas porque estuve cerca
de ti en algún momento?
La parte de tu muerte que me doy,
la parte de tu muerte que yo puse
de mi cosecha, cómo poder pagártela...
Ni la parte de vida que tuvimos juntos.
Cómo poder saber que has perdonado,
conmigo sola en el lugar del crimen?
Cómo poder dormir, mientras que tú tiritas
en el rincón más triste de mi cuarto?
Más información sobre la película clickando aquí.
¿Qué es la “Generación literaria de los 50”? ¿Y esos subgrupos que parecen conformarla como el “postismo” o “la escuela de Barcelona”? Francamente, ni lo tengo demasiado claro, ni me quita el sueño, en contraposición a otro grupo de personas que dan sentido a su vida (y lo harán hasta su muerte) peleando, discutiendo, incluyendo y excluyendo a autores de ese supuesto “movimiento literario”. Nunca entenderé o terminaré de entender esa afición del ser humano por la etiqueta o por el “pastoreo” de expresiones artísticas, valga esto para la literatura o para la música (hace poco, en una charleta de café de esas que ya no abundan, bromeábamos MAG y yo sobre cómo definirnos nosotros mismos, llegando al consenso de responder, si acaso llegara la pregunta, con un “yo no sé cuál es mi estilo… ¿y tú?”).
El caso es que, aunque parezca paradójico, a mí y ahora me resulta mucho más complicado escribir este post desde mi relativa “ignorancia histórica”. Currarme un artículo supuestamente-bien-documentado (documentación en Internet sobre ello es lo que sobra…), supongo que no aportaría NADA. Lo que voy a escribir tampoco, de acuerdo, pero desposeído de prejuicios o de influencias de “doctos”, el teclado resuena con más brío y con más soltura…
Viene todo esto, y muchos ya lo habrán adivinado, por el estreno, mañana en todas las pantallas de cine, de “El Cónsul de Sodoma”, el film de Sigfrid Monleón sobre la vida de JAIME GIL DE BIEDMA (Y AGUIRRE… era tío de la wonderfulosa Esperanza, presidenta de la Comunidad de Madrid y ex ministra, para vergüenza SUYA y escarnio del facherío patrio). Aunque ya Monleón avisa en la página oficial de la película que NO se trata de una cinta “memorialista” en sentido estricto, y que es más una “fantasía” sobre la poesía y el propio cine del que gustaba el gran poeta. A pesar de esto, digo, varios personajes que aún hoy sobreviven a Don Jaime no se han sentido muy a gusto al verse retratados en la historia. El pobre Barral (desaparecido en 1989, interpretado por un genial Josep Linuesa), Goytisolo o la malograda Bel (Bimba Bosé… sin comentarios) ya no podrán opinar, pero Colita (la famosa fotógrafa barcelonesa) o Juan Marsé se han mostrado algo “disgustados” y en distintos grados en los medios de comunicación.
Hace unos días, cuando escribía “Cala y Calada”, recordando a Carles Barral y su Calafell natal, sentí la imperiosa necesidad (y entronco de nuevo con el primer párrafo) de volver a tener en las manos todos los libros y antologías que poseo de poetas de aquella época. No me preocupaba de saber que tenía alrededor a un “movimiento” compacto de autores. Es más, ni tan siquiera veo un nexo de unión estilístico entre ellos (casi nadie lo ve, sean honestos, sesudos críticos…). Pero era maravilloso pasar de GIL DE BIEDMA a BARRAL, de ahí a CABALLERO BONALD, con una refrescante pausa en GLORIA FUERTES, para continuar con CARLOS EDMUNDO DE ORY y rematar, por ejemplo, con un bello poema del zamorano CLAUDIO RODRÍGUEZ… (no sigo citando para sortear la pedantería…). Luego llegó justo el trailer (aunque sabía que se estaba rodando y tal). Feliz coincidencia.
Si el tiempo, la autoridad y la economía lo permiten, no dejaré de ir a ver la película. Libre de prejuicios y sin ideas previas, por supuesto. Lo haré, sobre todo, por curiosidad en cuanto a la relación entre Gil de Biedma-Barral, el cómo se ha enfocado en el largometraje, y es que es una relación que me ha seducido desde hace mucho tiempo.
Barral, el heterosexual absoluto, marinero de barba atractiva, político (senador por Tarragona y europarlamentario por el PSC-PSOE en los 80), el editor que la España aún franquista de los 60 y 70 necesitaba para que entraran en nuestras bibliotecas Bryce Echenique, Vargas Llosa, Julio Cortázar (el “boom sudamericano”).
Y Gil de Biedma, el menos profuso en cuanto a producción de versos (por decisión propia), el homosexual, el “joven que vino a llevarse el mundo por delante” y al que tanto le costó asumir que dejó de serlo. El serio ejecutivo de la “Compañía de Tabacos de Filipinas” de día y el sibarita de los placeres de madrugada… Dos amigos que siempre se lo perdonaron todo, que se decían elegantes perrerías cuando mal-bebían, que se dedicaban versos el uno al otro, que cimentaron su camaradería a base de cultivar el arte de la conversación y “los ceniceros sucios”…
Dicen que “Bel” (Isabel Gil de Mora), esa musa de la “gauche divine” catalana, del “Bocaccio”, ese personaje que a veces pareciera que tiene más de leyenda que de cierto, esa “loca” de biografía disoluta, fue la única amante femenina de Gil de Biedma, y que cuando murió en un accidente de coche en 1967 marcó el fin de toda una época y, en cierto modo, la escasa producción literaria (al menos editada) de Don Jaime. Tras “Compañeros de viaje” (sí, lean en ese “compañeros” un doble sentido político y estarán en lo cierto…), “Moralidades” (vean ironía, teniendo en cuenta la época y el régimen franquista, y volverán a acertar…), sus dos primeras compilaciones de poemas, llegó el último: “Poemas Póstumos” (de Gil de Biedma a la muerte del propio Gil de Biedma… muerte literaria, se entiende). Los tres se engloban en “LAS PERSONAS DEL VERBO”, antología del propio poeta. En “Poemas Póstumos” habita uno de los poemas más “bellos” de la poesía hispana del siglo XX, “Conversación”, dedicado a Isabel, un año después de su desaparición, el cual transcribo como final para este post…
CONVERSACIÓN
Los muertos pocas veces libertad
alcanzáis a tener, pero la noche
que regresáis es vuestra,
vuestra completamente.
Amada mía, remordimiento mío,
la nuit c’est toi cuando estoy solo
y vuelves tú, comienzas
en tus retratos a reconocerme.
¿Qué daño me recuerda tu sonrisa?
¿Y cuál dureza mía está en tus ojos?
¿Me tranquilizas porque estuve cerca
de ti en algún momento?
La parte de tu muerte que me doy,
la parte de tu muerte que yo puse
de mi cosecha, cómo poder pagártela...
Ni la parte de vida que tuvimos juntos.
Cómo poder saber que has perdonado,
conmigo sola en el lugar del crimen?
Cómo poder dormir, mientras que tú tiritas
en el rincón más triste de mi cuarto?
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