jueves, 2 de octubre de 2008


LA CARESTÍA

¿Cómo sonaría un disparo
en la oquedad de tu alma,
de tu esternón, de tu músculo inconstante ?
Donde guardas y alimentas el vacío, no hay nada,
nada resuena; salvo mis pasos y los cristales.

El hombre dispara. Huye la presa. El hombre huye.
Dispara la presa…
y nada resuena en la estepa de tu tórax.
En la oquedad de tu alma.