Éramos diez en casa, y cuando las cámaras le enfocaron, el silencio fue sepulcral. La bandera andaluza arropándole, sintiéndose orgulloso de esta tierra (y eso es algo que, fanatismos o nacionalismos aparte, cualquiera que ame sus raíces puede entender). Y Antonio en el pecho, Antonio que "está siempre con nosotros", y que pudo estar allí de verdad, seguro.

Los diez miramos el portarretratos de la mesa del salón, donde también Sergio e Iker abrazaban a Lorena, ya muy enferma, antes de que muriera...

"Es un crack, es un señor; son unos señores..." musitó mi padre.

Esto es lo que vamos a recordar nosotros de esa final. Yo, además, y como portero, el detalle de Palop y la camiseta de Arconada (el ídolo vitalicio). Otros guardarán otros fotogramas en la retina y en la memoria...