“... pintó a la mujer morena...”
Se le notaba en la cara que quería decirme algo, que estaba deseando que llegara...
- ¿Conoces la pintura de Julio Romero de Torres, la de la chica que fríe huevos?
- Sí, claro... ¿a qué viene eso?
- Pues la muchacha del cuadro ha cobrado vida, y está trabajando de camarera en el bar de Paco...
- Eso habrá que verlo.
Siempre tendía a exagerar, sobre todo si se trataba de acentuar las virtudes de una mujer que él pensaba que podría interesarme. Sin embargo, había hecho referencia a un arquetipo, a un modelo de belleza que a mí me resultaba especialmente llamativo, así que pensé que por qué no, que no perdía nada en acompañarle al bar y tomar una caña y, ya de paso, cenar algo rápido porque ya se hacía de noche y era verano, y en verano, yo hacía todo lo posible por llegar a casa lo más tarde posible.
Cuando entramos y saludamos a Paco, ella estaba detrás de la barra, y llevaba una camiseta de color naranja y el pelo recogido, y clavó sus ojos en nosotros (y sus ojos lo inundaron todo) y esbozó una sonrisa de amabilidad, de recibimiento, de un “cara al público” que ejercía con gusto y sin un ápice de hipocresía.
Tardé en cerrar la boca, mi mandíbula se había desencajado por la constatación, supongo: allí estaba la muchacha del cuadro, tal y como había anticipado mi compañero, el cual me miraba con la sonrisa cómplice del vencedor, del que estaba en lo cierto. Pedimos las bebidas y nos sentamos en los taburetes, cerca de ella, lo más cerca de ella que se pudiera.
Cuando unas dos semanas más tarde, en otra barra, en otro lugar, ya los dos al mismo lado (el de fuera), yo descubría que ella había rescatado y recompuesto, desde la papelera a su bolso intencionadamente abierto, el papel en el que le había escrito algo que nunca le hubiera dicho, la besé.
O ella me besó a mí; ni aún ahora podría estar seguro.
Se le terminó notando en la cara que no quería decírmelo, que jamás hubiera deseado que llegara el momento... pero ya iba siendo demasiado larga la “racha”, y yo tenía que volver al (maldito) lugar que me correspondía: sin ella.
1 comentario:
Mi querido Luismi. Gracias por ese verano, inolvidable para mí.
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