De la avifauna de la N-340…
Sentado al borde de la carretera, apoyado en el guardarraíl, en plena noche, sintió toda la edad de la Tierra sobre sus hombros. Lágrimas y más lágrimas contenidas consiguieron darle un aspecto abotargado a su rostro.
Los coches le alumbraban con sus faros y algunos daban volantazos, sorprendidos por la presencia de aquel doliente que irrumpía como un fantasma que se libera de las cadenas tenebrosas.
Pero ella detuvo su vehículo unos metros más adelante. Se bajó de él y caminó hasta el punto donde se encontraba el desconocido.
Tenía la camisa quitada y las manos llenas de suciedad (parecía grasa) y sangre, aunque no se apreciaban heridas a primera vista. También estaba descalzo, y su pelo largo y rizado estaba muy revuelto. Un cigarrillo encendido en una mano. La otra, rodeándose la cintura.
- ¿Qué te ocurre?
- Me duele la vida… me duele mucho…
Con un gesto de indiferencia, la chica se dio la vuelta y se dirigió nuevamente hasta su automóvil…
- Ah, era sólo eso…
PD: Esto era lo que tenías que haber hecho en su momento…
lunes, 18 de junio de 2007
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