Esto no debe sonar a reproche ni a vómito de resentimiento… Ya antes me había presentado hasta a 20 concursos literarios sin obtener una mención siquiera. Y jamás en los círculos culturales de mi zona alguien ha contado conmigo para cualquier tipo de recopilación o publicación alguna. Es una frustración normal cuando te dicen (sin decírtelo explícitamente) que eres MEDIOCRE, que en tus letras no hay nada especial ni digno de ser expuesto. Es una gota más, aunque no la más pequeña, que me hace retirarme a un rincón y seguir con mis torpes versos, mis prosas estúpidas y mis tecleos inconsistentes, esta vez sin salpicar a nadie más que a mí mismo. Ya me rondaba la idea de acabar con el blog desde hace tiempo. Ya me rondaba la idea de dejar de colaborar con ciertas publicaciones desde hace meses (“Dílo” será la primera, lo siento Salva… y pronto dejaré de mandarle chorradas a “Cuentos para el Café”…).
Lo hago desde el convencimiento de que hay etapas que se tienen que ir cerrando con total normalidad, como por ejemplo ya lo hizo mi adorado Miguel con “Dentro del Árbol” hace ya un tiempo. Habrá quien diga que todo tiene que ver con mi reciente matrimonio, con el cambio de circunstancias personales. NO. Pesa más, y ya lo he comentado en algunos mentideros con nombre y apellidos (no aquí, no voy a seguir alimentando enemistades), el haber asistido como testigo al auto-encumbramiento engañoso y falsario de ciertas personas que, viéndose obligadas a publicar y actualizar de forma periódica para seguir recibiendo comentarios “bienqueda”, “retweets” o “megusta’s”, están llenando la red de mierda vacua e insustancial (esas personas saben hacerlo mucho mejor; doy fe, mucha fe…). Lo dejo con la tranquilidad de saber que jamás he querido publicar para vender ejemplares y subsistir con ello: es más, siempre me he ofrecido a co-financiar esas publicaciones, poniendo de mi propio (poco) dinero. Abandono con la tranquilidad de saber que no es la falta de elogios externos lo que me desalienta: de hecho, hace ya bastantes meses, años, que desactivé la opción de los comentarios, y he eliminado no pocos (y pocos malos) de facebook. Si bien es cierto que el “trolleo” también ha pesado, pero jamás he pensado que haya tenido una motivación literaria, sí personal, aprovechando las puertas que deja abiertas Internet para indignos propósitos. Ahora no me sale escribir para mostrar. Casi ni me sale escribir para mí mismo. Ya ocurrió, ya estuve un tiempo de travesía por el desierto. Y siempre se termina volviendo; tarde o temprano.
“La vida y obra de un púgil sin contrincante” significó mucho. Fue una terapia más bien. Entonces, las cosas no estaban tan “desbordadas” por el universo de las tres uves dobles… Me proporcionó muchas cosas, como conocer a Jordi (mi único gran valedor, el de mi poesía mediocre), a Furu, a Paula, y sobre todo a Rafa Fernández “eZcritor” (hoy releo en edición impresa su libro “Diarios secretos de sexo y libertad” y estoy a punto de hincarle el diente a “20 polvos”, su regalo de bodas tan especial). Desde esa bitácora, la casi totalidad de mis poemas se han ido compartiendo y exponiéndose hasta la fecha.
“El tercer round” (luego renombrado como “cuarto” y ahora “quinto” y final) fue un simple experimento, y creo que jamás ha alcanzado ni la mitad del nivel o profundidad que “La vida y obra…”. Sin embargo, la que hoy es mi esposa me conoció más y mejor a través de este blog, y sólo por eso creo que habrá valido la pena. También Flores Taboada (otra de las pocas que siguen creyendo en mí) se dejó caer, y ya llevamos casi tres años colaborando juntos y haciendo cosas medianamente interesantes, como “Sobredosis de Cafeína”, un fanzine del que me siento parte y que espero que siga en la palestra mucho tiempo más. Ahí lo tengo fácil, sólo me basta con hacer algo a lo que soy adicto: leer, investigar y opinar brevemente sobre otros blogs o experiencias literarias que bucean por blogspot o wordpress. Estoy tocado y hundido, lo admito, pero hasta ahí creo que podré llegar sin problemas…
Saliéndome de la norma, en este último post voy a dejar los comentarios disponibles; por si alguien quiere mandarme a la mierda, volver a despotricar con temas que nada tengan que ver o vengan a cuento aprovechando el anonimato, por si alguien quiere despedirse cortésmente o simplemente decir algo, lo que sea. Y, aunque podría ejecutar una “voladura” digital y borrar de la faz de la tierra la página, la seguiré dejando disponible (como hice con el anterior blog) hasta que el imperio Google se decida a cargársela. Imagino que quedará como una especie de “museo” de esa mediocridad que me hace en el fondo tanta gracia y me saca una sonrisa de cuando en cuando.
Si a alguna de las 32.000 visitas le ha conmovido, inspirado, enfadado, motivado, enamorado o removido un solo renglón de alguna de las 496 entradas que anteceden a esta (agradecería que me lo hicieran saber), entonces podré sentirme, y con la cabeza muy alta, ESCRITOR. Y si no, pues habrá sido un auténtico placer, oiga… Por mi parte, voy a ver si de una puñetera vez soy capaz de hacerme ese cursillo auto-didacta de “InDesign” para poder cagarme muy a gusto en ciertos personajillos que juegan a ser jueces y parte. Hay personas, algunas, a las que me encantaría regalarles un pequeño librito en condiciones debidamente maquetado. Espero que Flores o Rafa me echen una mano…
Me quedo pensando qué coño le estaría yo diciendo a “Leonard”, el gorrión mágico… Agur, compañeros y compañeras… y “hasta la vista”. O no…